Érase una vez, diferentes realidades.

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– Se que me vas a decir, que es una excusa, pero la realidad es…
– ¿La realidad? -le interrumpo-
– Sí Montse, mal que me pese, la realidad es la realidad.
– ¿A qué realidad te refieres?
– Ya soy muy mayor, ya se me ha pasado el arroz.
– ¿Muy mayor?
– Sí, ya tengo 39 años, ya no puedo quedarme embarazada.
– ¿El ginecólogo te ha dicho eso?
– No, solo me ha dicho que empiezo a ser mayor.
– Tienes algún tipo de enfermedad que te impida quedarte embarazada o que sea un riesgo para ti o el bebe?
– No que yo sepa.
– ¿Entonces?
– Montse, todo el mundo dice que soy muy mayor, y que es muy difícil y que hay muchos problemas y que pareceré su abuela y que ya…
– Demasiados “y que ya…” ¿no te parece?
– Esto me recuerda un cuento…

Érase una vez, en un país lejano, era un día como cualquier otro de invierno, estaba nublado y hacia mucho frío. Como cada tarde, los niños jugaban sobre el río helado. De pronto el hielo se rompió y uno de los niños cayo al agua. Un amigo que vió como el niño quedaba atrapado debajo del hielo, mientras pedía socorro, busco desesperadamente algo para poder liberarlo y con la ayuda de una piedra empezó a romper el hielo y finalmente consiguió sacar a su amigo sano y salvo.
Cuando llego la gente del pueblo alertados por los gritos, todos se quedaron sorprendidos de la hazaña del pequeño.
– ¿Cómo es posible? Solo es un niño -decían unos-
– No es posible, no se puede romper el hielo con una piedra tan pequeña -decían otros-
– ¿Y de donde a sacado las fuerzas para sacar al otro niño, mojado? -se oía de fondo-
Hasta que al final se oyó una voz de un anciano que dijo:
– Yo se como lo logro.
Se hizo un gran silencio y todo el mundo se giro para mirarlo, al fin alguien se atrevió a preguntar.
Y este respondió.
– No había nadie a su alrededor para decirle que no podía hacerlo.

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.