¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Teníamos cosas pendientes de la sesión anterior ¿verdad?
– Sí.
– ¿Y qué tal?
– Mal.
– ¿Mal?
– Sí, no he podido.
– ¿No has podido?
– No te enfades… es que…
– Es que… ‒la miro esperando una respuesta-.
– Me da miedo.
– ¿Te da miedo?
– Sí.
– Exactamente ¿qué te da miedo?
-Montse, cuando estoy aquí contigo, todo parece más fácil, pero luego a solas… no sé, me paralizo.
– Está bien, ¿qué necesitas para no paralizarte?
– Saber que va a salir bien.
– Es decir, que para hacer algo necesitas saber antes de hacerlo que va a salir bien.
– Sí, exacto.
– ¿Y qué pasa cuando no sabes cómo saldrán las cosas?
– Mmm… supongo que no las hago.
– Vaya. Así que si no las haces, para bien o para mal, te las acabas perdiendo ¿no?
– Visto así… sí.
– Bien ¿te puedo preguntar entonces qué es lo que te da miedo?
– Me da miedo el fracaso -parece que al decirlo se quita un peso de encima-.
– ¿Me puedes definir qué es para ti fracasar?
– Mmm… no conseguir lo que quiero.
– Está bien, es una opción. Fíjate, para mí fracasar es un resultado no deseado.
– ¿Un resultado no deseado?
– Sí, me explico, un fracaso me hace reflexionar y replantearme las cosas. En verdad es una gran oportunidad para aprender, aunque a simple vista no lo parezca. Es muy útil para saber que ese no es el rumbo indicado, que es mejor continuar por otro lado y que, en el fondo, después del fracaso sé que estoy más cerca de conseguir mi objetivo.
– ¿Un resultado no deseado? -repite pensativa-.
– Sí, ¿te gusta más que fracaso?
– ¡Desde luego!
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
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