La boda de mi mejor amiga, folla-amiga III

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– En la sesión anterior le dimos vueltas a la película “La boda de mi mejor amiga”.
– Sí, la película dio para más de lo que me pensaba.
– Me alegro.
– Veras, volví a cogerla en el video club, me dio la sensación de que…
– … -silencio-
– De que no me enteré muy bien del mensaje. No sé, la primera vez la vi para divertirme y ahora me he fijado más en los detalles y en lo que estuvimos hablando.
– Muy bien, a mi me pasa bastante, es raro que solo vea una película una sola vez.
– Ya, me imagino.
– Bien ¿y qué tal esta segunda vez?
– Ha sido muy extraño, a sido como ver otra película, me ha gustado mucho la experiencia. La verdad, le he dado muchas vueltas al tema durante esta semana y necesitaba volver a verla.
– ¿Quieres que lo hablemos?
– Sí, ¡me muero de ganas!
– Que bien, cuanto entusiasmo. ¿Dime en qué ha cambiado?
– Lo que más me ha llamado la atención, es que lo que la primera vez me hizo gracia esta vez ya no me la ha hecho.
– ¿Por ejemplo?
– Por decirte algo, la primera escena que tú me comentaste el primer día. ¡Que curioso!
– ¿Curioso?
– Sí, me parece curioso que aun habiéndomelo contado tan gráficamente, y luego yo verlo, siguiera haciéndome gracia.
– ¿Qué creés que ha cambiado?
– No se pero… me da la sensación que antes, le pasaba a una desconocida, es decir a otra, y esta vez me he visto totalmente reflejada, y no me ha hecho ninguna gracia.
– ¿Cambia, verdad? Me alegra que puedas verlo desde distintos puntos de vista.
– Ni que lo digas.
– Bien, además de ponerte en primera persona y vivirlo desde lo personal ¿hay algún otro cambio?
– Sí, ahora entiendo porque te molestó tanto cuando te dije que tenia a un folla-amigo.
-… -silencio-.
– Entendí qué me preguntaras que quería decir exactamente el termino “folla-amiga”, y yo muy alegremente te dije que ya lo decía la palabra, y no te entendí.
– ¿Y ahora?
– Ahora ya lo entiendo, si eso es lo que quieres perfecto, pero en mi caso no es lo que quiero y empezar por ahí es como empezar la casa por el tejado.
– Sí se podría decir así.
– Además, me di cuenta que la palabra esta mal, entiéndeme, no por un tema de ser o no más puritana, sino porque el termino amigo quiere decir otra cosa.
– …-silencio-.
– El de la película, solo quiere tener sexo con la prota, pero no la trata como a una amiga, no hay respeto, no hay complicidad, no hay nada, solo sexo. Entonces directamente la palabra esta mal utilizada.
– Perfecto.
– Otra cosa que me hizo pensar fué cuando me preguntaste “¿Dices qué del que ella esta enamorada es un canalla? ¿Y que no hace ni caso del policía que es el que le da todo lo que ella quiere?”
– Yo te respondí que sí.
– Al preguntarme «¿Por qué creés que lo que le da el policía es lo que realmente quiere?» te respondí, porque es cariñoso, la trata bien, esta enamorado, respeta lo que ha ella le gusta, se preocupa por ella, la ayuda cuando esta en problemas, la quiere hacer participe de su vida.
– Sí.
– Entonces ¿por qué lo hecha de su vida? ¿por qué lo trata tan mal? ¿Y por qué deja que el otro la trate así? ¡Dime! no lo entiendo. ¿Eso es lo que hago yo? ¿Por qué hago yo eso?
– Huy, vamos por pasos.
– Sobre el policía ¿por qué lo hecha de su vida y por qué lo trata así de mal? Dimelo tú.
– Si te pregunto es porque no lo sé.
– Se que esa es la respuesta más fácil, tómate tu tiempo. Dime lo que se te ocurra.
– … -Se queda en silencio, piensa, y pasados unos minutos- puede que sea una tontería, pero… creo que le da miedo.
– ¿Miedo? ¿De qué?
– Ves como era una tontería.
– Yo no he dicho que fuese una tontería, solo te he preguntado ¿miedo de qué, de que creés qué tiene miedo?
– De que le salga mal.
– Muy bien.
– ¿Si?
– Jajaja, no se trataba de una adivinanza, hay miles de respuestas, pero aquí la importante es la tuya.
– Ahora si que no entiendo nada.
– Al ponerte tú en primera persona, la respuesta también es en primera persona, ahora ya tenemos la respuesta a tú última pregunta.
– ¿A mi última pregunta?
– La última pregunta qué me has hecho es ¿por qué hago yo eso?
– ¡Ostras!
– ¿Si?
– Sí, ¡alucinante!
– Tú ultima pregunta respondía a la pregunta anterior ¿no?
– Claro, si pregunto ¿Por qué hago yo eso? Es que doy por hecho que lo hago.
– Exacto.
– ¿Entonces, solo me queda preguntar por qué deja qué el otro la trate tan mal?
– Bien, y ya sabes lo que te voy a decir ¿no?
– Que te lo diga yo.
– ¡Muy bien!
– Lo primero que me ha venido a la cabeza no me gusta.
– No te preocupes, dime.
– Porque no se da cuenta.
– Bien, ¿y por qué creés que no se da cuenta?
– Porque es a lo que esta acostumbrada… -se hace un silencio y rompe a llorar, pasan unos minutos y continua- y no se creé que se merezca nada mejor.
– Tranquila, creo que por hoy es suficiente.

Continuará…

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2017-03-02T12:09:31+00:00 diciembre 3, 2013|Blog, En la consulta|0 Comments

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