¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
En la última sesión, estuvimos hablando de que planeabas vengarte de tu marido y de cuales eran tus objetivos reales.
– Sí.
– ¿Cómo estas?
– Muy triste, enfadada, no me lo puedo sacar de la cabeza, ya no confió en él. Me esta volviendo loca, me mortifica. No se que hacer.
– ¿Has pensado en lo que hablamos?
– Sí, le sigo dando vueltas, quiero que pase por lo mismo que me ha hecho pasar a mi.
– Bien ¿recuerdas cuál era realmente tu objetivo?
– Sí, que todo vuelva a ser como antes, que la deje y que vuelva conmigo.
– Perfecto ¿sigue siendo este tú objetivo?
– Sí.
– ¿Tú creés qué acostándote con otro hombre y comportándote como él conseguirás tú objetivo?
– ¿Qué quieres decir?
– Exactamente eso, ¿tú creés qué si tu marido se entera de que te has acostado con otro hombre conseguirás que todo vuelva a la normalidad?
– Es una posibilidad.
– Es cierto, es una posibilidad, ¿entre cuántas más posibilidades?
– Quieres decir que…
– Quiero decir que hay más posibilidades, y que te lo juegas todo a una carta.
– ¿Qué ocurre si lo empeoras?
– Sí lo empeoro, ¿más de lo qué esta ahora?
– Dios, no lo había pensado. Entonces me quieres decir que debo perdonarlo y quedarme tan pancha.
– No, no yo no quiero decir nada, eso lo tienes que decidir tú.
– No es justo, no como, no duermo, solo pienso… -rompe a llorar-
– ¿Qué necesitas para qué las cosas sean cómo antes?
– Qué esto no hubiera pasado.
– Estarás de acuerdo conmigo que no podemos hacer nada para arreglar eso.
– …-Vuelve a llorar-
– Bien, en primer lugar hay que asumir esta parte. En segundo lugar, ¿puedes vivir con él sin perdonarle?
– ¡No quiero perdonarle! ¿Por qué tengo que perdonarle? ¡Es injusto!
– Entiendo que estas enfadada y rabiosa, pero… acuérdate de tú objetivo. ¿Esta actitud te acerca o te aleja de conseguirlo?
– Supongo que me aleja.
– Bien.
– Sigo pensando en la venganza, la necesito.
– Bien, cierra los ojos, piensa que ya te has acostado con tus tres compañeros, ¿sí? ¿Cómo te sientes?
– ¿La verdad? Mal. ¡Mierda! Ni siquiera puedo sentirme bien visualizando ¿será posible? ¿Por qué para él ha sido tan fácil, por qué?
– Buena pregunta, ¿cómo sabes qué para él ha sido fácil? ¿Se lo has preguntado?
– No, lo qué me faltaba.
– ¿Por qué crees que te ha engañado?
– No lo creo, lo sé.
– Sí lo sé, me refería a qué explicación le das a lo ocurrido?
– ¿Explicación?
– Sí, explicación, o ¿creés qué estas cosas ocurren por que sí?
– ¿Te refieres a qué es culpa mía?
– Yo no he hablado de culpa…¿Tú creés qué es culpa tuya?
– Bueno, todo el mundo sabe que si una relación falla, hay parte de culpa de los dos.
– Más que culpa responsabilidad.
– Bueno responsabilidad.
– ¿Y tú creés que tienes parte de responsabilidad?
– La verdad ¡No! Y aun así, no soy yo la que se ha ido con otro hombre a la cama.
– Es cierto, pero esto no nos lleva a ninguna parte. ¿O sí?
– No, supongo que no. ¿Entonces…?
– Por mi experiencia, lo primero que hay que hacer en estos casos es hablar, pero sin chillidos, sin insultos, con el máximo de tranquilidad posible. Y concretar cuál es el objetivos de ambos. Si este es el mismo, empezar a andar en esa dirección. Pero si los objetivos son distintos… no hay más de que hablar.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
												
 Uso cookies para mejorar la experiencia de uso de la web, si continuas navegando entiendo que aceptas su uso. Por favor, visita la página de
Uso cookies para mejorar la experiencia de uso de la web, si continuas navegando entiendo que aceptas su uso. Por favor, visita la página de