¿Qué es el mapa? Un ejemplo real.

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

Durante el transcurso de uno de mis cursos…

– Montse, no tengo muy claro qué quieres decir cuándo hablas del mapa.
– El termino mapa se utiliza para saber cuáles son las vivencias de cada uno, tu mapa serían tus vivencias y cómo a través de ellas tú ves el mundo, cuál es tú realidad de lo que para ti esta bien, lo que esta mal, lo que te gusta, lo que te disgusta…
– Y eso exactamente ¿para que me sirve? -añade otra alumna-
– Cuándo eres capaz de entender que todos tenemos un mapa, cada uno el suyo, es todo más fácil. Entender que la persona que tienes delante no ha vivido las mismas experiencias que tú, y que por eso su forma de ver la realidad es distinta a la tuya. Nos evitaríamos muchos disgustos y enfrentamientos ¿no crees?
– Montse, realidad solo hay una, no hay infinitas realidades -comenta una tercera-.
– ¿Estas segura?
– Sí, lo que es blanco es blanco y lo que es azul es azul.
– Ok, te voy a poner un ejemplo.
– … -silencio-

Un día llega a la consulta una mujer de unos treinta dos años más o menos (la edad no es importante).
– ¿En qué te puedo ayudar? Le pregunte, ya sabéis qué es la primera pregunta qué siempre hago.
– Estoy muy mal y necesito ayuda.
– Tu dirás.
– Estoy enamorada de un hombre casado y esto me hace sufrir cómo no lo había hecho antes, necesito ayuda.
Interrumpo la explicación y ahora me dirijo al grupo y pregunto.
– Bien, ¿tenéis claro todos cuál es el problema qué plantea esta mujer?
– Sí, es evidente ¿no? -responde el primero-
– ¿El resto qué opináis?
– Sí, esta claro.
– ¡Perfecto!
– ¿Qué “creéis” qué me estaba pidiendo, exactamente?
– Dejar de sufrir, -arranca la primera y se le suman los demás- poder tomárselo de otra manera, olvidarlo, tener fuerzas para dejarlo, ayuda para conseguir tener lo que quiere…
– Muy bien, para empezar han salido varias respuestas y todas ellas diferentes ¿si?
– Sí -contestan al unisono-.
– Por lo tanto, aquí ya tenemos diferentes realidades ¿estamos de acuerdo?
– … -silencio-
– Vale, continuare con lo que pasó, de la misma forma que vosotros habéis “deducido” qué es lo qué creíais que me estaba pidiendo, yo hice lo mismo. Y aquí estuvo mi error, jajaja -me río al ver sus caras-.
– ¿Por…? ¿Qué paso?
– Es una historia de hace años, pero la recuerdo cómo si fuera ayer, por lo mucho que yo aprendí de ella, fue cómo una de esas bofetadas que siempre decís que doy, pues bien, ese día me la dieron a mi.
– … -silencio-
– Al escuchar lo que la mujer me pedía, rápidamente deje salir mi mapa, cosa que jamas se ha de hacer cuándo escuchas a otra persona, por que aquí es cuándo dejas de escucharla y das por hecho lo que quiere y lo que siente y como solucionarlo. Repito dejas de escuchar al otro para centrarte en ti. A esto es a lo que me refiero, a que cada uno tiene su propio mapa. Bien, para mi mapa lo que le estaba pasando era horroroso, y lo que yo entendí, para ser sinceros, lo que yo decidí es que tenía que ayudarla a dejar de sentir eso por ese hombre y así ella poder recuperar su vida.
– … -silencio-
– Resumiendo, tenía que ayudarla a que dejara esa relación. Bien, encamine la sesión en esa dirección, y a medida que avanzaba, más me daba cuenta de qué algo estaba fallando, pero ¿el qué? Y entonces fue dónde hice la pregunta clave, que pase por alto.
– … -silencio-
– Exactamente ¿cómo quieres que te ayude? ¿qué necesitas? -es decir, descubrir cuál era su objetivo, ¡no el mío!-
– Montse, esta claro ¿no? Quiero que me ayudes, quiero saber qué tengo qué hacer para que él deje a su mujer y a sus hijos y se quede conmigo.
– ¡Me quede muerta! No tanto por lo que me pedía, que también, sino por cómo yo había dejado salir mi mapa y creer que esa, mi realidad, era la única realidad. ¿Lo entendéis ahora?

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.