En la Medicina Tradicional China se considera que el ser humano precisa en su alimentación de los cinco sabores básicos: el dulce, el salado, el agrio, el amargo y el picante. Cada sabor está relacionado a su vez con los cinco elementos chinos y con sus correspondientes órganos. Estos sabores ejercen una acción estimulante sobre el organismo: el sabor dulce estimula el estómago, el bazo y el páncreas y pertenece al elemento Tierra. El salado estimula el riñón y la vejiga y pertenece al elemento Agua. El agrio estimula el hígado y la vesícula biliar y pertenece al elemento Madera y el amargo estimula el corazón y el intestino delgado y pertenece al elemento Fuego. Y para terminar el picante estimula el pulmón y el intestino grueso y pertenece al elemento Metal.
Hay que tener presente que tanto la carencia como el exceso de estos sabores no sólo son nocivos para el órgano correspondiente, sino que causa efectos negativos en cadena sobre los restantes. Es por eso que se recomienda hacer una alimentación equilibrada con los cinco sabores.
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