Érase una vez, no confundir el tocino con la velocidad.

– Montse, considero que la terapia es muy cara.
– Tienes todo tu derecho a pensar así.
– ¿Y ya está?, ¿no me dices nada más?
– ¿Qué más quieres que te diga? Me parece bien lo que tú opines.
– ¿Pero… entonces no me vas a hacer un descuento?
– ¿Un descuento? Ah, ahora empiezo a entenderte. ¿Cuándo vas a la carnicería, le pides descuento al carnicero? ¿Cuándo vas al zapatero, le pides descuento al zapatero? ¿Cuándo vas al dentista, le pides descuento al dentista?…
– ¿..? No, claro.
– Y entonces ¿por qué crees que yo debo hacerte un descuento?
– Por qué has tardado muy poco en solucionar el problema, y todavía no hace una hora.
– Si yo te pregunto, ¿para qué me pagas?  para solucionar los problemas o por el tiempo que estás conmigo en la consulta ¿qué me responderías?
– Silencio.

Un día llego a la consulta una paciente y me dejo sobre la mesa un folio escrito y me dijo -Montse ya lo he entendido, esto es lo que tú haces- Te voy a contar el cuento que estaba escrito en ese folio.

Se cuenta que en un país lejano había un mecánico muy hábil, un día llego al pueblo un nuevo vecino y este como no podía ser de otra manera en un pueblecito costero también tenía su barco, y parece ser que le hacía un ruido extraño al poner la llave en el contacto, como consecuencia, el motor fallaba. Este pregunto a los vecinos quien entendía de barcos y le dieron las referencias del mecánico del puerto, este llego al barco y arranco el motor… se quedó un minuto escuchando y al segundo minuto se dirigió a su maleta de herramientas y saco una llave inglesa, se acercó a un extremo de la cabina y le dio un solo y certero golpecito a una tubería, el motor al momento empezó a rugir, como si nada le hubiera pasado. El propietario encantado felicito al mecánico y le pidió que le dijera que le debía. Este le dijo 3.000€ a lo que el propietario del barco le respondió -¿Pero cómo es posible? ¿se ha vuelto loco? ¡Solo ha estado 2 minutos de reloj! No se preocupe -le dijo el mecánico- mañana le traeré la factura detallada. Así lo hizo, al día siguiente apareció con la factura en mano, en esta se detallaba. 50€ por desplazamiento y tiempo. Y 2950€ por saber dónde tenía que dar el golpecito.

-Ostras Montse, no te lo tomes así.
– No me lo tomo de ninguna manera, solo te he hecho una pregunta. Porque en el caso, de que me pagues por solucionar el problema, no veo el motivo de la queja. Pero… en el caso de que me pagues por estar una hora conmigo en la consulta, te pido disculpas y a partir de ahora no habrá más problemas, nos dedicaremos durante tú hora a charlar.

By | 2017-03-02T12:09:50+00:00 junio 7, 2013|Blog, En la consulta|0 Comments

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