¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Soy rara
– ¿Eres rara?
– De verdad Montse, algo me pasa.
– ¿Qué tiene que ver ser rara, con que te pase algo?
– Mmm…No sé, pero la verdad es que no soy normal, algo no me funciona.
– Vale, vale, ¿puedes contarme un poco más?
– La verdad es que me da vergüenza, pero si no te lo cuento no podrás ayudarme ¿verdad? Y no se con quien más puedo hablar de esto.
– ¿Has pensado en hablarlo con tu madre?
– ¿Con mi madre? ¿Estás loca?
– No, creo que no, me parece lo más normal, ¿por qué te resulta tan extraño?
– Nunca he hablado de estas cosas con mi madre, ¡no lo entendería!
– Estás segura, ¿cómo sabes qué no lo entendería?
– Porque se cree que soy una niña, ¡por eso!
– Vale, si quieres esto lo abordaremos en otra sesión.
– Si mejor.
– Sigamos, me decías que te da vergüenza hablar sobre el tema ¿verdad?
– Sí.
– No hace falta que me des detalles, solo dime porque crees que no eres normal.
– Veras, mis amigas…
– ¿Tus amigas? -la interrumpo-
– Creía que el problema era tuyo.
– Si, si, es mío, pero sé que tengo un problema gracias a mis amigas.
– … -Silencio-
– Pues resulta que el otro día estábamos hablando y… Salió el tema.
– ¿El tema?
– Esto, es un poco embarazoso, ya sabes de chicos…sexo. -Dice al final poniéndose colorada, y bajando la mirada-
– ¡Claro! Que tonta soy, ¿de qué van a hablar chicas de 16, 17 años, de chicos y de sexo? Lo normal yo a tu edad también lo hacía. -Le digo para tranquilizarla-
– Y ahí fue cuando me di cuenta.
– Bien, voy a situarme, ¿si te parece? Según tú, algo te pasa, eres rara, y consideras por algo que hablasteis con tus amigas sobre chicos y sexo, que no eres normal, ¿es eso?
– Sí.
– Vale sigamos, ¿el problema a surgido con algo relacionado con los chicos o con el sexo?
– Con el sexo.
– Bien, llegado a este punto, puedes contarme de que hablaste con tus amigas que te hizo sentir así.
– Bueno hablaban de lo que pasa cuando se está…-coge aire, se toma su tiempo y termina la frase – haciendo el amor.
– … -Silencio-
– Y…
– ¿Y…?
– Pues, explicaron que cuando se hace el amor, se ven lucecitas de colores, como estrellas diminutas que te envuelven y oyes música de fondo.
– … -Silencio-
– Montse, ¡yo no veo nada y tampoco oigo nada! -levanta la voz a medida que termina la frase- ¿Ahora lo entiendes?
– Claro que lo entiendo, y la solución es muy fácil.
– ¿…?
– Cariño, la única que ha tenido relaciones sexuales en tu grupo de amigas eres tú.
Nota: Esta visita la tuve hará unos 12 años, desde aquí le doy las gracias a L… por su valentía e inocencia y espero que al leerlo ahora, le haga sonreír. Un beso. Todos hemos sido adolescentes y espero que esta historia sencilla e inocente ayude a muchas más chicas y chicos.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
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