¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Montse, a veces utilizas películas para hacer las sesiones, ¿verdad?
– Sí, me ayudan a aclarar ciertos temas.
– ¿Has visto El hombre de las sombras?
– Sí. Muy buena, por cierto.
Genero de suspense, una versión de Hollywood del hombre del saco, centrada en una localidad de EEUU, donde reina la pobreza y el desconsuelo tras el cierre de la mina, el único sustento de sus habitantes. Y por si fuera poco empiezan a desaparecer los niños de la región sin dejar rastro.
– ¿Vas a escribir algo sobre ella?
– ¿Por?
– Este finde la vi con un grupo de amigas y… ¡fue un caos!
– ¿Un caos?
– Si, no te lo puedes imaginar, nos reunimos una vez al mes, para cenar y ver una peli luego la comentamos mientras tomamos unas copas. Lo normal es que hayan desavenencias pero este sábado fue… en fin casi nos peleamos en serio.
– Que interesante. A que creo adivinar por qué tanto alboroto.
– Es fácil, es una película que no te deja indiferente, ¿verdad?
– Sí. ¿Dime en que te puedo ayudar?
– Ya sé que no te sueles posicionar pero me gustaría comentar la peli contigo ¿si te parece bien?
– Sí, claro, ¿qué te preocupa?
– Bueno, la verdad, desde que la vi, no he podido dejar de pensar. ¿Tú crees que las intenciones, por muy positivas que sean justifican las formas o los medios?
– Buena pregunta. Yo te contestaría con otra pregunta. ¿Intenciones positiva para quién?
– … -Silencio-
– En el caso de la película. ¿Positiva para los niños, para los progenitores, para los padres adoptivos, para la organización que lo trama todo?
– ¡Ves!, esto me lo deja más claro.
– Me alegro. ¿Me lo puedes explicar?
– Si, ahora, lo entiendo. Ahora entiendo porque me he estado volviendo loca. Todo depende del foco de atención. Quiero decir depende de en qué pellejo estés. Si me pongo en el lugar de la organización tengo una intención positiva, pero si me pongo en el lugar de los padres a los que les roban a sus hijos, no, evidentemente. Y así con el resto cuantos más puntos de vista más opiniones ¿no?
– Exacto, por eso se montó el caos con tus amigas. Todas estabais en lo cierto solo que estabais opinando desde diferentes posiciones.
– Claro, y no éramos conscientes de los puntos de vista de las demás.
-… -Silencio-
– Es decir el desear que niños sumidos en familias desestructuradas, pobres y sin recursos puedan tener una nueva vida, una vida con lo necesario para desarrollarse y crecer con salud, felicidad y amor, es algo bueno ¿verdad?
-… -Silencio-
– Pero… es motivo suficiente para robárselos a sus legítimos padres, a sus familias. ¿Por muy pobres que estas sean? Por otro lado ¿si la familia no se puede hacer cargo, lo mejor es que se ocupe otra?
-… -Silencio-
– ¿Lo ves? Y así todo el día, no puedo parar de hacerme preguntas. ¿Qué es lo correcto y qué no lo es?
– Bien pues ahí van unas cuantas más, a ver si te ayudan ¿A quién le toca decidir qué es mejor para un niño, con quién va a ser más feliz? ¿Solo se trata de la felicidad de los niños, y la de los padres los abuelos, los hermanos… estos no tienen nada que decir? O quien decide qué padre está preparado para serlo y cuál no. ¿En qué se basa la organización a la hora de escoger a quien entregarlos como sus nuevos padres? en su nivel económico, en la ciudad donde residen, en la edad, en la educación, en el nivel social, en su salud. ¿En qué?
– ¡Ufff! y yo me quejaba.
– Y ¿qué crees que responderían los niños si les preguntasen?
– Esto fue lo que más me desconcertó, el final. ¡Increíble!
– Ahora bien ¿por qué te preocupa tanto a ti discernir entre lo correcto y lo incorrecto?
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.