¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
Para todos aquellos que me plantean si algo es justo o no.
Este es otro de esos cuentos que recuerdo con mucho cariño y que me explicaron en el colegio cuando era pequeña, solo se que me impacto y que durante mucho tiempo no deje de darle vueltas.
Érase una vez, en un país lejano se encontraba Dios buscando campesinos para que le ayudasen a trabajar la tierra. Un día se presento el primer candidato,
– Buenos días Señor, me han dicho que busca gente para trabajar la tierra.
– Así es.
– Bien pues yo quiero trabajar.
– Perfecto, el horario es de 7h de la mañana hasta las 21h de la noche. El jornal es de 50€ al día. ¿Estas conforme?
– Sí, perfecto ¿cuándo empiezo?
– Mañana mismo.
Pasaron unas semanas y Dios se dio cuenta que le hacia falta más hombres para trabajar el campo,
– ¿Es aquí dónde buscan mano de obra para el campo?
– Así es.
– Bien pues yo quiero trabajar.
– Perfecto, el horario es de 8h de la mañana hasta las 20h de la noche. El jornal es de 75€ al día. ¿Estas conforme?
– Sí perfecto ¿cuándo empiezo?
– Mañana mismo.
Después de unas semanas, Dios se dio cuenta que le hacia falta más hombres para trabajar el campo,
– He oído que busca campesinos para trabajar la tierra.
– Así es.
– Bien pues yo quiero trabajar.
– Perfecto, el horario es de 9h de la mañana hasta las 19h de la noche. El jornal es de 100€ al día. ¿Estas conforme?
– Sí perfecto ¿cuándo empiezo?
– Mañana mismo.
Como era de esperar el primer campesino empezó ha darse cuenta que los otros dos tenían diferente horario. Después de darle muchas vueltas llego a la conclusión de que debían de cobrar menos que el. Le pudo la curiosidad y una mañana se decidió, a preguntar. Cuál fue su sorpresa al descubrir que el que cobraba menos era él, ¿cómo podía ser?
– Trabajo más horas y cobro menos, esto es injusto.
Decidió que no iba a dejar pasar un día más sin ir a hablar con Dios.
– Señor, estoy muy indignado, es más estoy muy decepcionado, no, es más estoy muy enfadado.
– ¿Cuál es el motivo?
– Me he enterado que mis compañeros trabajan menos horas que yo y cobran más.
– Es cierto.
– Ah ¿no lo negáis?
– No, ¿por qué iba ha hacerlo?
– ¡Pero señor no es justo!
– ¿Dices qué no es justo?
– ¡Claro que no!
– Tú llegaste a mi, preguntando si yo buscaba labradores para trabajar la tierra te dije el horario y el salario y si no recuerdo mal tú estabas de acuerdo con nuestro trato.
– Si, pero…
– No hay peros que valgan, un trato es un trato.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
												 Uso cookies para mejorar la experiencia de uso de la web, si continuas navegando entiendo que aceptas su uso. Por favor, visita la página de
Uso cookies para mejorar la experiencia de uso de la web, si continuas navegando entiendo que aceptas su uso. Por favor, visita la página de