Mi pareja me ha dejado, ¿Para qué tantas explicaciones?

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– Montse me ha dicho que lo nuestro se ha terminado.
– … -silencio-
– Y… ¡Ya está! Sin más, ahí te quedas.
– ¿Qué quieres decir con “y… ¡ya esta!”?
– Ninguna explicación, nada, solo que lo nuestro se ha terminado.
– ¿No es suficiente?
– No.
– ¿Qué necesitas más?
– Necesito saber…
– ¿Saber…?
– ¿Claro! Quiero saber el porqué.
– ¿Para qué?
– ¡¿Cómo qué para qué?!
– Exacto ¿para qué necesitas saber por qué?
– ¿Qué tipo de pregunta es esta?
– ¿Dime cómo te sientes?
– ¡Fatal!
– Defínelo un poco más. ¿Qué quieres decir con fatal?
– Mmm… angustiada, triste, desconsolada, enfadada, perdida, rabiosa…
– Muy bien, ¿y cómo te gustaría estar?
– Bien.
– Por favor, defíneme exactamente cómo es para ti estar bien.
– Pues… dejar de sentirme así, es decir sentirme tranquila, en paz, sin esta rabia ni esta tristeza.
– ¿Y qué necesitas para sentirte así?
– Ya te lo he dicho, una explicación, un porqué.
– ¿Cualquier explicación?
– ¿Qué quieres decir?
– Tu me dices que te sientes “fatal” y que quieres sentirte “bien” y para eso necesitas saber el porqué.
– Exacto.
– Es decir, con saber el porque tú te sentirás bien ¿es eso?
– Sí.
– Te pregunto si te sentirás bien sea la explicación que sea.
– Mmm… no se que decir.
– Piensa ¿qué tipo de explicación sería la indicada para hacerte sentir bien?
– ¿Qué tipo de explicación me haría sentir bien?
– … -silencio-
– La verdad, una explicación que me haga sentir bien…
– … -silencio-
– ¡Mierda! Montse, no hay nada que me pueda decir, que me haga sentir bien, ¡Nada! Salvo que se arrepienta y quiera volver. -rompe a llorar-
– … -silencio-
– Pero es lo justo, necesito saber por qué, quiero saber.
– ¿Qué quieres conseguir con ello?
– Quedarme tranquila.
– ¿Estas segura?
– ¡Ostras Montse!
– … -silencio-
– No se qué pretendes con tanta pregunta.
– Y yo, no se qué pretendes tú con las tuyas. Me dices que quieres sentirte bien, y luego asumes que nada de lo que te diga hará que te sientas bien, luego me dices que es lo justo y que necesitas saber el porqué, para estar más tranquila. Y yo quiero asegurarme de que esta vez es realmente lo que quieres. ¿Estas segura?
– Montse, yo… -rompe a llorar- yo solo quiero que vuelva, no quiero que me deje, no entiendo que ha pasado, que he hecho mal. Si él me explicara, yo podría cambiar, yo podría hacer…
– ¡Para, para! -la interrumpo-
– ¿Quieres qué te explique por qué te deja o rompe la relación para saber en que te has equivocado tú y rectificar?
– En cierto modo sí.
– Ves esto ya se acerca más a un objetivo real.
– Yo le quiero, no puedo estar sin él, es especial, yo lo se, es “él”, es la persona que siempre he buscado y tengo que arreglarlo.
– ¿Por qué crees qué has hecho algo mal?
– … -me mira con cara de incredulidad- ¿Por qué sino iba a dejarme? Tengo que saber qué es, y demostrarle que puedo cambiar.
– ¿No puede haber otro motivo por el cuál un hombre decida no continuar la relación contigo?
– No.
– Tenemos trabajo, continuaremos la próxima semana.

Continuará…

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2017-03-02T12:09:19+00:00 abril 14, 2014|Blog, En la consulta|0 Comments

About the Author:

Importante: Por cuestiones legales y éticas no puedo en ningún caso dar respuesta vía e-mail a personas que no sean pacientes sobre: recetas, posologías, hacer valoraciones y mucho menos dar diagnostico alguno. Para cualquier otra duda o comentario, estaré encantada de poder ayudarte.
X