¿Qué pasa con los WhatsApp? Entiendo solo lo que quiero entender

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– Montse lo he pillado.
– ¿Pillado? ¿A quién?
– A mi marido, me está engañando.
– ¿Tú marido te está engañando?
– Sí.
– Tú dirás, cuéntame.
– El otro día… ya se lo que me dirás, esto no se hace, donde esta la confianza, pero…lo hice y ¡menos mal!
– ¿Menos mal?
– Sí, porque yo ya lo sabia, ¡si ya lo sabia!
– ¿Ya lo sabias?
– Hace tiempo que no me toca, hace tiempo que está raro, hace tiempo que no hablamos…
– Y tú ¿cuánto hace que no le tocas? Se podría decir que tu estás normal, y si hace tiempo que no habláis, quiere decir que ninguno de los dos habla ¿no?
– Mmm… si es cierto, pero esto no tiene nada que ver conmigo, el tema es que lo he pillado.
– … -silencio-
– Le cogí el móvil… y ahí estaba la prueba irrefutable.
– Antes de que sigas… -me interrumpe-.
– Montse, digas lo que digas, lo he pillado.
– A veces en la vida damos cosas por correctas, ciertas e indiscutibles. Si queremos ver o encontrar algo, seguro que lo encontraremos, encontraremos solo eso y nada más.
– … -silencio-
– Solo podemos ver algo distinto si creemos que puede haber o ser algo distinto. Si vamos con la certeza de que es lo que yo creo que es, difícilmente podrá ser otra cosa. Esto me recuerda un cuento.

Érase una vez, en un país lejano había un laboratorio que experimentaba con animales, en esté caso se trataba de arañas, había una hipótesis en el aire como en todo buen estudio y para poder demostrar si los científicos estaban en lo cierto, había que proceder a su demostración.
La prueba consistía en colocar a una araña en el extremo opuesto de la mesa de donde se encontraba el experimentador y esté le pedía a la araña que avanzara hasta donde se encontraba él.
Cuándo la araña obedeció al llegar a la altura del experimentador este le arranco una de sus ocho patas.
Acto seguido la volvía a colocar en el otro lado de la mesa, (al mismo punto de partida) y se repetía la escena, el investigador volvía a pedir a la araña que se acercará hasta donde estaba él. Y esta así lo hizo, al llegar le arranco otra pata ya solo le quedaban seis.
Volvió a colocarla en la linea de salida y volvió a pedirle que se acercará, la araña obedeció y cuando llego le arranco otra pata. Volviéndola a colocar en la línea de salida así una y otra vez evidentemente la araña cada vez que le quitaban una pata tardaba más en llegar al otro extremo hasta que le quitaron la última pata, al ponerla de nuevo en la línea de salida…
El experimentador volvió a decir las palabras mágicas – ven hacia donde yo estoy y… – la araña no se movió.
Los investigadores se miraron perplejos y este volvió a repetir la orden -araña ven hacia donde estoy yo- lo intento varias veces y en cada intento aumentaba más el volumen de su tono de voz.
Se reunieron todos los experimentadores y después de un buen rato deliberando, todos estuvieron de acuerdo, las conclusiones eran claras y evidentes no habiá la menor duda. El experimento había sido un éxito, la hipótesis era cierta.
Cuándo a una araña le quitas todas sus patas… se vuelve sorda.

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2017-03-02T12:09:20+00:00 abril 11, 2014|Blog, En la consulta|0 Comments

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