Son las 10 de la mañana, cuando me avisan de que ha llegado Eloy acompañado de mi gran amiga Patrizia Ermetici. Que ganas tenía, desde que Eloy me comento que quería hacerme una entrevista, ha sido difícil concretar agendas pero al fin lo logramos, desde aquí se lo quiero agradecer. Fue todo un placer.
Sin más os dejo con la entrevista a ver que os parece.
Hoy lejos de incitaros al consumo de artículos de lujo o haceros partícipes de los eventos más elitistas de la Ciudad Condal, os invito a hacer un pequeño alto en el camino y detenernos durante un post, en el apasionante mundo del coaching, un sector en auge en nuestro país y cuyo número de adeptos crece vertiginosamente día a día y sin prescripción médica.
Sin salir de nuestro circuito habitual del lujo, en el exclusivo barrio de Sant Gervasi, nos dirigimos a la consulta de Montse Herrera, una reconocida coach catalana especializada en la mujer, instalada en la céntrica calle Balmes de Barcelona, por cuya consulta han pasado algunas de las divorciadas más conocidas y cotizadas del panorama social rosa de nuestro país.
Lejos de la frialdad de algunas de las más elitistas consultas de diseño convencionales, su despacho es un remanso de paz que transmite calma y seguridad en todo momento haciéndonos sentir como en casa.
Al abrir la puerta y entrar en su despacho lo primero que cautiva de ella y emociona es la sonrisa con la que te recibe. Lejos del mero saludo de cortesía, su comunicación no verbal respalda en todo momento un discurso firme y convincente con el que en pocos minutos se gana la total confianza del paciente. Su empatía innata le ayuda a comprender mejor la situación de cada caso con el fin de ayudar a buscar al paciente el camino hacía la solución más efectiva para solucionar por el mismo el problema.
Bajo la premisa de que «cada persona es un mundo» huye de convencionalismos y adapta todo su conocimiento a las necesidades reales de cada cochín (Término que se emplea en el argot profesional para referirse al paciente y que ella, por respeto hacía el mismo, evita emplear) con el fin de ayudarle a dar por si mismo ese primer paso que en muchas ocasiones lo genera un empujón o una palmadita en la espalda que con frecuencia esperamos que alguien nos dé y que en infinidad de ocasiones no recibimos.
Tras romper el hielo hablando de la insufrible ola de calor que azotaba hasta hace poco la Ciudad Condal, comienza nuestra primera consulta.
A modo de introducción para todos aquellos que desconozcan en que consiste esta profesión, comenzamos con la definición de la misma, partiendo de la base de que ella es una coach un poquito especial y que se sale fuera de lo común, mezclando dos ramas, por un lado la terapia y por otro el coach, complementando con una las carencias de la otra.
Montse Herrera define el coaching como un trabajo que consiste en hacer preguntas inteligentes que ayude a la persona a cuestionarse el por qué de algo. Lo bueno del coaching es que al final del camino es la propia persona quien encuentra la solución.
El primer problema surge a la hora de definir el estado actual-emocional en el que se encuentra la persona y el siguiente reto nace cuando uno se plantea hacía a dónde quiere ir, qué es lo que quiere conseguir y definir cual es su objetivo. A partir de ahí, definido esos dos puntos de partida se comienza a trabajar hacía el objetivo.
Más tarde nos adentramos en las diferencias que existen entre un coach y un psicólogo, ya que pese a que la figura del coach cada vez está más instaurada en nuestra sociedad, aún son muchas las personas que no distinguen la función que ejercen un profesional y otro.
Un dato muy curioso de esta aclaración es que un alto porcentaje de los pacientes confunde el ejercicio de los profesionales de la psicología con la labor de un asesor. Con lo cual hay que afinar bastante y matizar mucho a la hora de especificar las funciones cada uno desempeña.
Con lo cual vistamos que la diferencia clave entre un psicólogo y un terapeuta con un coach, es que los primeros marcan una serie de directrices que indican lo permitido y lo prohibido en cada caso para alcanzar un estado de bienestar y estar mejor con uno mismo y en el caso del coach no, haciendo replantear a cada persona su objetivo y principales focos de atención de cada problema para que sea uno mismo quien encuentre la solución, por el simple hecho de que no existe una solución válida y universal que sirva a todos por igual.
La función principal de Montse Herrera es hacer que sea uno mismo quien busque en el almacén de su disco duro una posible respuesta que ayude a la persona a solucionar su problema a tratar.
Pese a que su comienzo profesional se inció como una coach mixta, poco a poco avistó que un 80% total de sus pacientes eran mujeres y el 20% restante hombres. Curiosamente al definirse profesionalmente como «especialista en mujeres», tan sólo le pedían hora los hombres.
Tras esta aclaración lo que uno se pregunta es: ¿Qué viene buscando una mujer que acude a su consulta?
La respuesta es bien curiosa, sea cual sea el problema, lo que la mayoría de mujeres vienen buscando es encontrarse a alguien delante con la autoestima y la fuerza que ellas no tienen. Buscan a alguien con las virtudes de las que ellas carecen.
Un término tan abstracto como es en este caso la falta de autoestima, va más allá de la típica mujer fea, bajita y gorda, por difícil que pueda resultar de creer, mujeres espectaculares y poseedoras de una belleza natural perfecta, también acuden a su consulta en búsqueda de autoestima. Es en ese momento cuando Montse Herrera se tira de los pelos pensando en qué podrá ayudarla.
Sorprendentemente nos desvela que el problema de la autoestima se remonta a nuestra infancia, en muchos casos un entorno familiar inhóspito en el que todo han sido trabas emocionales y obstáculos añadidos, se convierte en el terreno de cultivo perfecto para sembrar las semillas de las dudas, la incertidumbre y el miedo que se manifiesta en la etapa adulta. A base de repetirte fórmulas como «-Tu no vales, no tu sirves para nada, nunca llegarás a tus metas» a lo largo de toda la infancia y pubertad, en nuestra etapa adulta eso se traduce a modo de «Pepito Grillo en versión destroyer» que en en momentos de duda o incertidumbre, se activa y nos conduce al fracaso.
Su primera misión como coach es hacer que la persona se enfrente contra eso y analizar que parte de lógica tiene que tu padre o tu madre te mortifiquen haciéndote creer que no eres válido para algo en concreto.
El problema principal del autoestima es que incapacita a la persona a la hora de desarrollarse para estar al mismo nivel que otra persona. Que en tu núcleo afectivo más cercano se machaque a una persona es algo que a posteriori carga en su mochila emocional de por vida.
Con paciencia, seguridad en uno mismo y trabajo constante, todos podemos alcanzar el éxito. Como muy bien dice el refrán «Querer es poder».
Pese a que creamos que todo tiene un origen externo, procedente de los estímulos de nuestro entorno la carga genética juega también un papel muy importante, siendo un 50% genética y un 50% actitud. Hay personas luchadoras que pese a tenerlo todo en contra siguen adelante y hay otras en el extremo opuesto que pese a llevar una vida a pedir de boca son incapaces de avanzar. La genética es la base sobre la cual se construye a partir de los estímulos dando forma a la genética.
Al adentrarnos en el tema de cuantas sesiones son necesarias para solventar un problema y llegar a la solución del mismo, no hay una clara respuesta. Cada persona es única y no todo el mundo avanza al mismo ritmo en el mismo período de tiempo, algunas personas se agotan y abandonan y al cabo del tiempo retoman la terapia desde el punto en el que lo dejaron, aunque curiosamente son muchos quienes tras dejar de hacer terapia, cuando regresan lo hacen desde un punto de retroceso inicial, volviendo al mismo punto de partida. Habitualmente en el recorrido hacía la búsqueda de la solución de un problema suelen aparecer nuevos problemas por el camino y antes de solucionar el problema inicial se terminan solucionando otros de por medio. Suele darse el alta por contrato, aunque en la mayoría de casos este contrato suele renovarse, algo que no es del todo favorable para el profesional ya que en cierto modo denota que necesita más horas para solucionar un problema que quizás la competencia con menos horas de sesión arreglarían. Es siempre mejorarlo todo en dos sesiones que en veinte.
Buenos y malos somos todos, es la vida quien hace sacar lo mejor o lo peor de nosotros. Como profesional intenta no juzgar nada ni nadie, porque detrás del conflicto o comportamiento de esa persona hay una historia, que ojo, no lo disculpa pero al menos lo justifica. El problema de muchas personas es que no tocan con los pies en la tierra, no hay que perder el norte y nunca de dejar de pisar el suelo por muchas personas que te endiosen a tu alrededor.
Terminamos nuestra visita con un curiosa receta, Montse Herrera afirma: «-No doy consejos, doy directrices», una directriz importante, es reconocer que hay un problema y sin fustigarse y tener claro que es uno mismo quien quiere solucionarlo, no buscar a nadie que nos lo solucione, una vez aclarado y definido esto, el siguiente paso es salir en la búsqueda de un profesional que nos inspire la confianza suficiente para emprender juntos el camino. Tiene que haber feeling, a partir de ahí es cuando se va en la búsqueda de la solución.
El secreto de cualquier problema es encontrar la solución. Hay que salir adelante, aunque haya personas que durante toda la vida vivan de sus problemas.
Con esto y tras pasar más de 45 minutos analizando un caso real próximo a nuestro entorno que por motivos legales hemos preferido no publicar, nos despedidos con muy buen sabor de boca dando las gracias a Montse Herrera por abrirnos las puertas de su mundo.