¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– En la última sesión, me comentaste que entendiste que es ser tolerante, y que lo que realmente quieres es que tus padres sean más tolerantes contigo. ¿si?
– ¡Exacto!
– Bien ¿Qué tal la semana?
– La verdad, no sabría muy bien que decir…
-… -silencio-
– Verás, en la última sesión me di cuenta de muchas cosas y no he parado de darle vueltas y lo peor de todo es que me he dado cuenta de un montón de cosas que hago, bueno que hacia -me sonríe mientras rectifica- y… ¡no me extraña!
– ¿No te extraña?
– No, no me extraña que me tratasen, bueno que yo sintiera que me tratasen así.
-… -silencio-
– No tenia otra forma, la verdad es que no me he dado cuenta de lo egoísta que he llegado a ser.
– Un momento, un momento, espera ¿esto te crea buena sensación o mala? -la interrumpo-
– ¿Sensación?
– Sí, ¿cómo te sientes al decir que has sido egoísta?
– Mal, ¿cómo quieres qué me sienta? Fatal.
– Entonces tenemos que replantear un cambio en tu afirmación, ¿te parece?
– Vale.
– ¿Cómo podrías decir lo mismo pero sin sentirte así?
– Mmm… dejame pensar, decir lo mismo pero sin sentirme mal.
– Exacto.
– Durante mucho tiempo, no me he dado cuenta que yo tenia mi parte de responsabilidad y mis padres la suya y que con mi comportamiento (del cual no era consciente), no ayudaba a que las relaciones fueran mejores. Ufff… -toma aire, parece aliviada-
– ¿Has conseguido decir lo mismo?
– Sí.
– ¿Y qué tal?
– Muy bien, mucho mejor. ¡Que pasada!
– Me alegro.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
												

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