¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Montse, ya sabía donde me metía.
– Sí.
– Pero, ¿por qué? tú ya me lo advertiste y yo no quise hacer caso.
– Eso no es del todo cierto.
– No te entiendo, ¡sí que es cierto! ya sabía que estaba casado, y yo ya sabía que no quería estar con un hombre casado, entonces ¿a qué te refieres?
– Es cierto todo lo que dices, pero… Es la primera vez que sientes esto por un hombre y es lógico que hayas querido investigar.
– ¿Tú crees?
– Sí, sin ninguna duda.
– Ya, pero ¿de qué me sirve? él sigue siendo un hombre casado y…. ¿A qué estamos jugando?
– Dímelo tú, veamos… Primera pregunta ¿estás jugando?, y si lo estás haciendo ¿a qué te gustaría jugar?
– Montse…no me lo pongas más difícil.
– Mi intención no es ponértelo más difícil, sino que le pongas un marco a tu historia para que sepas donde estás y así poder maniobrar en consecuencia. Vale, ¿Cómo te sientes?
– Tonta, ridícula, como las demás…
– Tonta, ridícula y como las demás. ¿Me lo podrías explicar un poco más?
– Esto…Yo siempre he criticado a las mujeres, e incluso a mis amigas, por liarse con hombres casados. Va en contra de mis principios y… ¡Aquí estoy!, ¡soy imbécil!
– A ver si lo he entendido bien. Aún teniendo claros tus principios y valores, ahora eres tú la que estás enamorada de un hombre casado. ¿Es esto?
– Sí.
– Y… ¿qué es lo que realmente te preocupa?
– Mmm… No te entiendo.
– Sí. Te preocupa ir en contra de tus valores, ser una más, no poder estar con él, el qué dirán, lo que opinas de ti… Cuenta que la forma de abordarlo es distinta dependiendo de lo que realmente te preocupe.
– No lo sé… Supongo que un poco todo.
– Bueno, vamos por pasos. Ahora ¿entiendes un poco más a tus amigas y al resto de mujeres?
– Desde luego.
– ¿Ha cambiado tu percepción en este asunto?
– Jamás me hubiera creído que yo haría algo así.
– ¿Hacer qué?
– Pues eso… Montse, en realidad si sigo esta historia es para…
– ¿Para?
– Para que… para que deje a su mujer y se quede conmigo.
– ¿Cómo te sientes al verbalizarlo en voz alta?
– ¡Cómo una bruja! pero aliviada, por fin lo he dicho.
– Lo podrías vivir como un aprendizaje, sin juzgarte y sin juzgar a nadie. Podrías repasar tus valores y creencias, para ver cuales siguen vigentes y cuales hay que renovar y así cambiar el concepto que tienes de ti. Y en cuanto a lo que realmente quieres, hay que plantearse si eso depende de ti o no, en tal caso ¡deja de atormentarte!
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.