¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– ¿En qué te puedo ayudar?
– Me han dicho que puedes hacer que me asciendan en mi trabajo.
– ¿Qué te han dicho qué?
– Bueno… me explico: hace 16 años que trabajo en la misma empresa y estoy más que cualificada para dar el siguiente paso y llevar el departamento. Pero… no sé por qué siempre se lo acaban dando a otra persona, ¡y estoy cansada de resignarme! El otro día hablé con una amiga y me dijo que tú podrías ayudarme.
– ¡Qué alivio! Ahora me queda mucho más claro. Por un momento pensé que creías que tenía contactos en tu empresa, que querrías que hiciese una llamada y… ¡voilà! problema arreglado─ nos miramos y nos reímos las dos con complicidad.
– Ya, supongo que eso no lo puedes hacer ¿no?─ me dice ella sonriente con aire de incrédula.
– No.- contesto cariñosamente.
– A ver, en primer lugar, ¿por qué crees que no te ofrecen el puesto a ti?
– Al principio pensé que era por ser mujer. Sin embargo, cuando se lo dieron a una compañera, me di cuenta que no podía ser por eso, pero pensé…-se queda mirando fijamente al vacío sin decir nada más.
– ¿Si…?
– Que se lo habían dado por ser…ya sabes…
– No.
– Pues eso, muy… complaciente─ añade casi susurrando y retirándome la mirada.
– Ah… ya veo. Y tú, claro, no eres complaciente.
– ¡No! yo soy una mujer casada y seria.
– ¿Y eso impide que seas complaciente?
– Por supuesto, de ese tipo sí.
– Defíneme, por favor, qué es ser complaciente “de ese tipo”, no logro entenderte bien.
– Bueno, pues se comenta que se enrolló con el jefe, ya sabes un lío sexual.
– Ya veo. Entonces según tú, tienes que ser hombre o acostarte con el jefe para poder ascender en tu trabajo, ¿es eso?
– Suena horrible ¿no? Pero sí, eso es.
– Bien, pues lo tenemos fácil.
– ¡¿A si?!− responde ella ilusionada.
– Sí, sólo nos queda una opción. Como no creo que contemples cambiar de sexo, tendrás que acostarte con tu jefe. Y me parece que yo no te hago falta para eso.
– ¡¿Cómo?!
– O bien… puedes empezar a cambiar tus creencias y dejar de echar la culpa de lo que te sucede a los demás.
– Mmm…
– ¿Me explico? yo trabajo contigo, no con los demás, si tu no entiendes que depende de ti y que eres tú la que tiene que ser responsable de tu vida no podremos trabajar.
– Ya entiendo.
– Bien ¿estás preparada para empezar?
– Sí.
– Pues empecemos.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.