Separación con niños por medio

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– ¿Por qué traes esa cara?
– He tenido un domingo muy malo.
– ¿Quieres que hablemos de eso?
– No lo sé, no creo que tenga solución.
– Tú misma, si quieres reanudamos la sesión donde la dejamos pero, estaría bien ver si realmente tiene o no solución tu problema ¿no crees?
– Sí, tienes razón, pero ni siquiera tú podrás arreglar esto.
– Tampoco pretendo arreglarlo todo, sólo ver si realmente estás delante de algo que no se puede solucionar, ya sabes que opino sobre eso.
– Sí, lo único que no tiene arreglo es un huevo roto ‒ nos reímos con complicidad.
– Exacto.

Después de unos segundos de risas  ella coge aire, su expresión se vuelve más grave y empieza a explicar su situación

– Vale. Cada fin de semana que le tocan los niños a mi ex vuelven insoportables.
– Explícate un poco más.
– No me respetan, me insultan y me acusan de haber abandonado a su padre,  de haber roto la familia, de que soy una pu… ‒ sin poder terminar de hablar rompe a llorar de rabia e impotencia.
– Y ¿qué parte crees que no tiene arreglo?
– No te entiendo.
– Sí, has dicho que no tenía arreglo, y yo te pregunto: ¿qué parte es la que no se puede arreglar?
– Ninguna parte, es el “todo”.
– Al decir “todo”, ¿a qué te refieres exactamente?, ¿hablas de lo que opina tu ex de ti?, ¿te refieres al hecho de la manipulación que está  haciendo un adulto sobre unos menores?, ¿al hecho de que te diga que eres y, perdón por la expresión, pero es la palabra que has utilizado,  una  “puta”?, ¿es por el hecho de haber destrozado una familia?,  ¿o bien que no sabes afrontar esta  situación en general?
– Montse, no te entiendo… no sé… todo.
– ¿Quieres que vayamos por partes?
– Sí, por favor ‒ responde aliviada.
Bien, empecemos. Estamos de acuerdo en que tus hijos todavía no saben lo que quiere decir “puta” con todo lo que implica ¿verdad?
– Sí.
– Bien, y si yo te pregunto de dónde sale todo eso, ¿qué me dices?
– Bueno… Supongo que lo han oído en casa de su padre.
– Perfecto, entonces ¿podríamos entender que no son las palabras de los niños sino las de tu ex marido?
– Sí.
– ¿Podríamos asumir entonces que él se siente herido,  abandonado?
– Sí.
– Bien. Esto, claro está, es su problema, no el tuyo.
– Bueno tampoco es para que lo digas de esa manera, a mí me duele que él este así ‒ me interrumpe con demasiada compasión.
– ¿A sí? ‒ pregunto.
– Sí claro.
– ¿Quién dejó a quién?
– Fui yo… Pero eso no quiere decir que me alegre de que él esté así, pasándolo mal.
– ¡Perfecto! ¿Se lo has dicho a él?, ¿se lo has hecho saber a tus hijos?
– No.
– Bien, ¿y qué crees que pasaría si se lo pudieras explicar a tus hijos?, ¿y si tu ex supiera que realmente te duele que él esté resentido?
– Se podría intentar.
– ¿Puedo preguntar por qué rompisteis la relación?
– Hace mucho tiempo que la relación era sólo de amigos,  ya no éramos una pareja, pero como él no era capaz de tomar la decisión,  la tome yo.
– Ya veo.

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2017-03-02T12:09:53+00:00 mayo 7, 2013|Blog, En la consulta|0 Comments

About the Author:

Importante: Por cuestiones legales y éticas no puedo en ningún caso dar respuesta vía e-mail a personas que no sean pacientes sobre: recetas, posologías, hacer valoraciones y mucho menos dar diagnostico alguno. Para cualquier otra duda o comentario, estaré encantada de poder ayudarte.
X