¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Recordemos la sesión anterior, si no recuerdo mal el problema era la incompatibilidad de tu vida laborar con la familiar. ¿Es eso?
– Exacto.
– Bien, ¿y cómo estás, has pensado en lo que hablamos en la sesión anterior?
– Sí, no he parado de darle vueltas.
– ¿Podrías compartir tus pensamientos conmigo?
– Claro… en primer lugar me he dado cuenta que no puedo esconderme detrás de los demás… me explico, no puedo proclamarme, ni ser la portavoz de todas las mujeres que tienen el mismo problema que yo. (Aunque sigo pensando que hay muchas mujeres con este problema), evidentemente primero tengo que solucionar los míos, esto hace que sean menos graves. -Toma aire y respira con más calma-.
– Perfecto, sigue por favor.
– También es injusto pensar que para “ellos” -se sonríe- en este caso mi marido, todo es más fácil, porque no lo es.
– Ya veo, muy interesante. -vuelve a sonreír-
– Y desde luego lo que hice el otro día fue explicarte lo que es para mí un día normal de mi agenda. Y evidentemente ese no era el problema.
– ¿No era el problema?
– No, ya te he dicho que no he podido parar de darle vueltas.
– ¿Y a qué conclusión has llegado?
– Que el problema real no es si hay incompatibilidad entre mi vida laboral y familiar, porque como ya comentamos en la sesión anterior adoro mi familia y mi trabajo. Y aunque mi agenda parezca de locos, es mi vida y a mí me llena. Por lo que eso ya es suficiente para que puedan convivir las dos. (vida familiar con la profesional).
– ¿Entonces cuál es el problema?
– Me da vergüenza…
– Sí, no puedo remediarlo.
– De acuerdo, tranquila, no pasa nada, tomate tu tiempo, además piensa que no va a salir de aquí.
– -Toma aire, me mira, baja la mirada y exclama- ¡Quiero que se me reconozca! Que no se dé por hecho, todo lo que hago por el mero hecho de ser mujer.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles