¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Estoy muy enfadada con mi hermana
– ¿Ella lo sabe?
– Supongo
– ¿Solo lo supones? no se lo has dicho o hecho saber de alguna forma.
– No, simplemente nos estamos distanciando.
– Y tú ¿cómo te sientes?
– Mal.
– ¿Puedes concretar un poco más?
– No sé…
– Por ejemplo del 1 al 10 ¿cómo estas de mal?
– La verdad… De enfadada un 10 -contesta de inmediato-
– Ya veo, que estas enfadada, pero yo te he preguntado cómo estas de mal
– De mal…- se toma su tiempo- un 6 o 7.
– Está claro ¿no?
– ¿…?
– De enfadada estas un 10 y de mal un 6 o 7.
– Y ¿qué te gustaría hacer?
– Poder arreglarlo
– Solo ¿poder arreglarlo?
– ¿…?
– ¿Poder arreglarlo o arreglarlo?
– ¿No es lo mismo?
– No, ¿a ti te suena igual?
– ¿Poder arreglarlo -repite- o arreglarlo? puede que algo distinto pero…casi es lo mismo.
– Un «casi», puede ser determinante para esperar a… O para coger la responsabilidad y mover ficha ¿no crees?
– ¡Si, es verdad, tienes razón! Entonces es arreglarlo.
– Perfecto pero… me dices que tan siquiera sabe que estas enfadada
– ¡Si y eso me molesta más! -sus rasgos se endurecen-
– Vamos por partes. ¿Qué es realmente lo qué te hace estar tan enfadada?
– ¿Qué? ¿Qué es lo que me hace estar tan enfadada?
– Has llegado esta mañana diciéndome que estabas muy enfadada con tu hermana. Y que supones que ella debe de ser consciente de tu enfado, pero que no lo has hablado con ella con lo que es posible que ella no sepa nada. ¿Sí?
– Sí.
– Lo único que es evidente es que os estáis distanciando ¿no?
– Si
– Esto hace que estés mal, de un 6 o 7 ¿voy bien?
– Si
– Pero un 10 de enfadada. Bien vuelvo a plantearte la pregunta ¿de qué estás tan enfadada?
– Mmm… ¡Es que…! Es tan…
– ¿Tan…?
– ¡Diferente!
– ¿Es tan diferente…?
– ¡Sí! Es tan diferente, ¡no nos parecemos en nada!
– Ah, es tan diferente de ti.
– Si,
– ¿Y eso es tan malo?, ¿ese es el motivo por el qué estás tan enfadada?
– ¡Sí! tú no lo entiendes, si yo digo blanco ella dice negro.
– Y ¿a ti te gustaría qué ella fuera como tú?
– Si, ¿qué problema hay?
– No lo sé, dímelo tú. ¿Qué te parece si cambias tú y haces para ser como ella?
– ¡Qué cambie yo! ¿Por qué? Si el problema es de ella.
– ¿El problema es de ella?
– ¡Claro!
– Pensaba haber entendido que eras tú la que estas enfadada con ella.
– Sí.
– ¿Y el problema es de ella?
– Mmm… Visto así.
Continuará…
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
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