¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Me llama gorda y se ríe de mí.
– ¿A quién te refieres?
– A mi pareja.
– Y a ti ¿qué te parece?
– No lo voy a dejar porque me diga que estoy gorda ¿no?
– Yo no te he dicho nada de eso. Te he preguntado ¿qué te parece?
– Me hace llorar todas las noches, pero yo sé que me quiere.
– Vale, vale. Aprovechando tu respuesta de antes. “No lo voy a dejar porque me diga que estoy gorda ¿no?» ¿Por qué motivo crees que si deberías dejarlo, en el caso hipotético claro?
– ¿Dejarlo, solo en un caso hipotético?
– Sí.
– Pues… si no me quisiera, si me faltase al respeto, si me hiciera llorar, si me engañase con otra, si me pegase…
– Bien, veo que lo tienes claro.
– Ya se lo que piensas, pero esto es diferente, él solo me dice la verdad, estoy gorda. En realidad tiene razón estoy gorda como una vaca.
– Entonces, entiendo que es bueno que te diga la verdad.
– Mmm… -se toma su tiempo para responder- bueno sí y no.
– ¿Puedes explicármelo un poco más?
– Sí, es bueno porque siempre le pido que no me mienta, no me gustan las mentiras.
– Bien.
– Y es malo porque hay cosas que no me gusta oírlas aunque sean verdad.
– De acuerdo.
– ¿Y si la historia fuera al revés?
– ¿…?
– Si, imagina por un momento que fuese él, el que esta gordo como una vaca. ¿Tú se lo dirías así y le harías llorar?
– No claro que no.
– ¿Aunque tuvieras razón?
– ¡Claro que no! ¿Qué clase de persona seria si hago llorar a la persona que quiero?
– ¿Qué curioso?
Continuará…
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
												
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