¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Montse, soy muy mayor.
– ¿Eres muy mayor para qué?
– La verdad… -se queda unos instantes pensativo, antes de responder- para todo.
– ¿Para todo?
– Sí.
– Uff, veo que estamos muy bajos de moral ¿no?
– Sí, quizás sí, pero es que…
– ¿Es que…?
– No lo se, estoy perdido como la mujer de tus post. Ya sabes, unos posts que se titulan “estoy perdida” y tratan sobre una mujer que no sabe hacia donde va. Me he sentido identificado, pero…
– ¿Pero…?
– En tus post hablas de una mujer de 42 años, si no recuerdo mal. Yo tengo 58.
– ¿Y cuál es el problema?
– ¡¿Qué cuál es el problema?! Montse yo no puedo dejarlo todo y empezar de cero, las cosas son muy difíciles.
– ¿Tu crees?
– Desde luego.
– Bien, eso es una creencia, esta bien, pero… ¿te sirve? Quiero decir ¿es una creencia limitadora o potenciadora?
– De acuerdo, es una creencia totalmente limitadora, pero aun así, no es tan fácil.
– ¡Perfecto!
– ¿Perfecto?
– Sí, has cambiado la creencia de que las cosas son muy difíciles a que no son tan fáciles.
– ¿Y eso es bueno? A mi me suenan igual.
– ¿Te suena igual, difícil que menos fácil? Tómate tu tiempo y piénsalo bien.
– Tienes razón, suena un poco mejor.
– ¿Más constructivo?
– Sí.
– Bien, sigamos, me dices en primer lugar que estás perdido.
– Sí.
– ¿Al menos sabes en qué?
– Sí, en todo.
– ¿En todo? ¿No hay nada que funcione bien, nada esta en su sitio?
– Desde luego mi trabajo es un desastre, mi mujer ya sabes que llevamos 22 años juntos, y mis hijos están en esa edad horrorosa llamada adolescencia.
– Entiendo ¿Si en el trabajo te sintieras pleno y satisfecho, el tema de tu matrimonio y el de tus hijos sería un problema?
– Mmm…- Se toma su tiempo para pensar- creo que no.
– Bien ¿Si en tu matrimonio te sintieras pleno y satisfecho, el tema de tu trabajo y el de tus hijos sería un problema?
– Mmm… -Se toma su tiempo para pensar- creo que si.
– Bien y por último ¿Si con tus hijos te sintieras pleno y satisfecho, el tema de tu trabajo y el de tu matrimonio sería un problema?
– Si, sin dudas.
– Perfecto, entonces podemos acotar “el problema” y centrarnos en el trabajo. Ya que si este esta bien lo demás no esta tan mal ¿no?
– Sí, es cierto, no me lo había planteado.
– Lo que suele ocurrir es que cuando algo va mal repercute en todo lo demás.
– Perfecto, me siento más aliviado.
– Me alegro, ahora vamos a por otra creencia. Al llegar me has dicho que no puedes dejarlo todo. ¿es cierto?
– Sí Montse, llevo casi 30 años en la empresa, no puedo tirarlo todo por la borda.
– Vamos por pasos, poder si que puedes.
– …-Silencio-
– Otra cosa es que no quieras.
– …-Silencio-
– ¿Estamos de acuerdo?
– Si lo miras así, sí.
– Bien, para tomar una decisión sea cual sea, hay que asumir los riesgos que eso conlleva.
– Montse -me interrumpe- a eso me refería yo, no puedo decidir irme y perderlo todo.
– Te entiendo, pero me gustaría que tomaras conciencia de una cosa, al no querer asumir los riesgos de irte, estas asumiendo los riesgos de quedarte.
– ¿Los riesgos de quedarme?
– Sí ¿recuerdas porque estas hoy aquí?
– ¿Quieres decir que los riesgos de quedarme en un trabajo que detesto hace que yo me sienta mal y que todo a mi alrededor carezca de sentido?
– Exacto, yo no lo hubiera descrito mejor.
– Entiendo, es decir, los riesgos están, tanto si quiero como si no, igual que sus consecuencias.
– Exacto ¿has visto la película Larry Crowne, con Tom Hanks y Julia Roberts?
– No recuerdo.
– Si te parece, la puedes mirar y la comentamos el próximo día.
Continuara…
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
												
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