Érase una vez, ¿quieres saber toda, toda la verdad?

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– Montse, ¿tan difícil es? solo quiero que deje de mentir, necesito saber lo que paso. ¡Toda la verdad!
– ¿Para que te va a servir “saber toda la verdad”?
– Montse lo necesito, necesito sacar todas la dudas, aclarar las cosas y él se niega.
– ¿Qué opinas al respecto? -Le pregunto a él-
– Mmm… -Toma aire, mira hacia el suelo, se toma su tiempo, y al final responde- se que le va a hacer daño, no le va a gustar lo que le voy a decir… entonces ¿para qué?, esto, lo único que hará es empeorar las cosas.
– ¿Y sobre esto qué opinas?
– Me da igual lo que él crea, yo necesito saberlo, me lo debe. Si quiere arreglar las cosas tiene que explicármelo todo, con pelos y señales.
– ¿Aunque lo que te diga no te guste y te haga daño?
– Sí, ya no quiero más dudas, no quiero más mentiras, a partir de ahora quiero toda la verdad.
– ¿Estas segura? ¿podrás asumir saber toda la verdad?
– Esto me recuerda a un cuento…

Érase una vez… en un lugar muy lejano, se encontraba un hombre paseando por una ciudad. Este iba mirando las calles, los edificios, la gente que pasaba y como no los escaparates de las tiendas. En esto que paso por delante de un escaparate que estaba totalmente vació, esto le llamo mucho la atención, se acerco para poder mirar con más detenimiento dentro del escaparate y lo único que alcanzo a ver fue un rotulo que decía… «Tienda de la verdad”.
En un primer momento, el hombre se quedo totalmente sorprendido, luego pensó que el letrero era un enganche, un reclamo o simplemente un nombre de fantasía.
Le pudo la curiosidad y entro en la tienda, donde encontró a una mujer detrás del mostrador.
– Buenos días señor, ¿en que le puedo ayudar? -Le pregunto esta muy amablemente-
– Buenos días, ¿es esta la tienda de la verdad?
– Sí, señor. ¿Qué tipo de verdad está buscando?
– No lo se ¿cuántos tipos de verdad hay?
– Tenemos verdad parcial, verdad relativa, verdad estadística y la verdad completa.
– ¡Caray! -Es mi día de suerte, pensó- A ver ¿realidad parcial? No, esta no, de esta ya tengo. ¿Verdad relativa…? no tampoco, de esta también tengo. ¿Verdad estadística? Mmm… no, de esta también tengo. ¡Quiero la verdad completa! que maravilla, ¡por fin sabré toda la verdad! ¡Si! Esta es la verdad que quiero, la verdad completa. Estoy harto de mentiras, generalizaciones, excusas, justificaciones, verdades a medias, engaños…
– Muy bien señor, acompáñeme. – La dependienta lo acompaño a otra sala donde se encontró con otro vendedor.
– ¿El señor quiere comprar la verdad completa? -Le pregunto este nada más entrar-
– Exacto -Contesto exultante –
– Bien, ¿sabe el señor el precio?
– No -Ni siquiera se lo había planteado, ¿que podrá valer saber la verdad completa?- Me da igual, pagare su precio, valga lo que valga, bien merece la pena. ¿Cuál es su precio?
– Si usted se lleva la verdad completa -dijo el vendedor-, el precio es que nunca más volverá a estar en paz.
Se le pusieron los pelos de punta, le recorrió un escalofrió por todo el cuerpo, nunca llego a pensar que el precio fuera tan alto.
– Gra… gracias…perdone, esto… acabo de recordar que me están esperando y que voy con un poco de prisa. Quizá más adelante, en otra ocasión. Muchas gracias por su tiempo. Y así “mintiendo o no diciendo toda la verdad”, salio corriendo de la tienda.

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2017-03-02T12:09:37+00:00 octubre 4, 2013|Blog, En la consulta|0 Comments

About the Author:

Importante: Por cuestiones legales y éticas no puedo en ningún caso dar respuesta vía e-mail a personas que no sean pacientes sobre: recetas, posologías, hacer valoraciones y mucho menos dar diagnostico alguno. Para cualquier otra duda o comentario, estaré encantada de poder ayudarte.
X