Va de amigas

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

Hoy a la consulta han venido dos amigas, que quieren solucionar un problema.
– Vosotras diréis…
– ¿Yo? -pregunta la de mi derecha- Si acaso que diga ella, yo no tengo muy claro que hago aquí.
– ¡Ya empezamos! -exclama la otra- ¿cómo qué no sabes que hacemos aquí?
– Tú me pediste que viniera… ¡pero es un tema tuyo!
– ¿Un tema mio? -le pregunta- ¿lo ves? -ahora se dirige a mi-
– Bueno, llegados a este punto, quizás estaría bien que tú -me refiero a la que tengo a mi izquierda, a partir de ahora las llamare I de izquierda y D de derecha- me explicaras porque le has pedido a tu amiga que te acompañe.
– I – La verdad no se por donde empezar…
-… – Silencio-
– I – Hace tiempo que nos conocemos…
– D -¿Tiempo? ¡Años, somos como hermanas! -la interrumpe-
– I – Sí, eso es lo que estaba intentando explicar… pero desde hace un tiempo, las cosas no son como antes.
– ¿No son como antes? ¿A qué te refieres?
– I – Antes hablábamos de todo, siempre estaba la una para la otra, nos reíamos y llorábamos por las mismas cosa, nos lo explicábamos todo… no se si me explico. Eramos más que hermanas.
– ¿Y ahora?
– I – Bueno ahora…
– D – Ella se ha vuelto muy misteriosa, no me cuenta nada, eso es lo que pasa y me dice que la culpa es mía.
– ¿Qué opinas I de lo que dice D?
– I – En parte tiene razón… pero solo en parte.
– ¿Te puedes explicar un poco más?
– I – Es verdad que he dejado de contar cosas y me he vuelto más hermética, pero ¿no se por qué?
– De acuerdo. ¿Si os pregunto a las dos por qué estáis aquí hoy?
– D – Ya te lo he dicho, me lo a pedido ella-
– ¿Y solo por eso estas hoy aquí?
– D – Sí.
– ¿Seguro? Tómate tú tiempo.
– D – La verdad, me preocupa que no estemos como antes y me gustaría que todo volviera a la normalidad.
– Muy bien, gracias. ¿Y tú, qué opinas al respecto, por qué crees qué las cosas han cambiado?
– D – Lo hemos hablado mucho antes de llamarte y no hemos logrado llegar a una conclusión.
– Entonces entiendo que tu objetivo al venir a verme es… ¿averiguar el por qué? o ¿encontrar una solución?
– D – ¿No es lo mismo?
– No tiene porque.
– D – De acuerdo pues en realidad lo que quiero es arreglarlo.
– Bien ¿y tú? – Me dirijo ahora a I –
– I – Lo mismo que ella, me gustaría que las cosas fueran como antes.
– Ok, recopilemos lo que tenemos hasta ahora. El motivo de consulta es que la relación de amistad entre las dos a cambiado. Cuando he preguntado, ¿en qué? me explicáis que I se ha vuelto más hermética en sus cosas. En definitiva las dos venís a verme con el objetivo de que la relación vuelva a ser la de antes. ¿Si?
– Exacto. -Dicen las dos a la vez-
– ¿Recordáis cuando empezaron a cambiar las cosas? -Se miran, pasa un tiempo…-
– I – Creo recordar que antes del verano.
– D – ¿Antes del verano?
– I – Sí, ¿no recuerdas que yo me enfade?
– D – ¡¿Qué te enfadaste?! ¿Conmigo? ¡¿Por qué?!
– Tranquilas. ¿Qué paso antes del verano? -Me dirijo a I-
– I- Le explique muy ilusionada que mi marido y yo nos íbamos de vacaciones a EEUU.
-… -Silencio-
– I – Y ella, saco a relucir que era una perdida de tiempo, que las personas no cambian y que era un desgraciado.
– D- ¡Es que es verdad! Y no solo lo opino yo, tú lo has dicho muchas veces.
– I – Lo sé, pero eso para mi fue un golpe bajo, me molesto mucho que me dijeras eso.
– Vale. Paremos un momento. ¿D, me puedes decir en qué contexto I a comentado que su marido es un desgraciado?
– D – Muchas veces.
– De acuerdo, pero, podrías concretar un poco más, no se…por ejemplo, ¿en qué estado emocional te lo decía?
– D – No se si te sigo.
– ¿Estaba triste, contenta, rabiosa, enfadada, melancólica, nerviosa…?
– D – Rabiosa y enfadada.
– Ok, ¿y sabes el motivo?
– D – ¿Puedo? – Mira de reojo a su amiga, buscando su aprobación-
– I – Sí.
– D – Cuando él le ponía los cuernos. ¡Por eso!
– Gracias, por compartirlo. Y en ese momento en cuestión, antes del verano cuando ella te dijo que se iba de vacaciones a EEUU, ¿de que humor estaba?
– D – Feliz, muy ilusionada y contenta.
– Perfecto. ¿Y a qué le atribuyes el cambio de humor?
– D – A que se iba de viaje, a que su marido le ha jurado que no volverá a engañarla… ¡pero eso es mentira y ella lo sabe!
– I – ¡Eso tú no lo sabes!
– Calma, vamos por pasos. ¿Cuándo ella te dice que lo volverá a hacer, cómo te hace sentir?
– I – Muy mal.
– ¿Esa es tu intención? – Le pregunto a D-
– D – ¡No! para nada, yo solo quiero que no le vuelva a pasar lo mismo. No quiero volver a verla destrozada.
– Perfecto ¿esa es tú intención?
– D – Sí.
– Entonces algo esta fallando ¿no?
– D – Sí, por lo visto sí.
– I – Sí estoy de acuerdo.
– ¿Cómo se os ocurre que podríamos arreglarlo?
– I – Yo entiendo que ella se preocupe por mi, y lo agradezco. Pero no quiero que me recuerde cosas malas cuando ya han pasado y me duele que no se alegre de que yo este bien.
– D – No es cierto que no me alegre de que te pasen cosas buenas, eres mi amiga y te quiero pero me preocupo, aveces no te das cuenta de cosas y creo que para eso soy tu amiga, para prevenirte.
– I – Lo se y te lo agradezco pero…eso no te da la razón, ni te da derecho a utilizar mis palabras fuera de contexto. -Se crea un silencio, abre los ojos como platos y exclama- ¡Eso es!
– ¿Eso es?
– I – Sí, por eso me he vuelto tan hermética, ¡ahora lo veo! Lo que realmente me molesta es que utilices lo que te explico en un mal momento, fuera del contexto es decir cuando te cuento algo bueno. ¿Lo entiendes?
– D – Creo que sí.
– I – Para qué te voy a contar nada, si luego lo vas a utilizar en mi contra.

Continuará…

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

Entradas relacionadas:

By | 2017-03-02T12:09:32+00:00 noviembre 19, 2013|Blog, En la consulta|2 Comments

About the Author:

Importante: Por cuestiones legales y éticas no puedo en ningún caso dar respuesta vía e-mail a personas que no sean pacientes sobre: recetas, posologías, hacer valoraciones y mucho menos dar diagnostico alguno. Para cualquier otra duda o comentario, estaré encantada de poder ayudarte.
X