Va de amigas III

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– Hola de nuevo ¿Cómo estáis?
– Bien -responden al unisono-
– ¿En qué puedo ayudaros?
– Comentaste que si necesitábamos comentarte algo más, que viniéramos.
– Cierto, si no recuerdo mal, el motivo de la primera visita era recuperar la amistad. ¿si?
– Exacto.
– Y estuvimos trabajando sobre ese tema y en la última sesión recordamos las bases de vuestra amistad.
– Sí y la verdad es que nos ha venido muy bien esta semana para reflexionar, hemos hablado mucho y nos hemos dado cuenta de muchas cosas.
– Me alegro.
– Pero aun así, tenemos dudas que no hemos podido… como decir, solucionar o aclarar.
– ¿Qué tipo de dudas?
– Es lo que tiene cuando una se sincera…-aclara I-
-… -silencio-
– Tranquila, tranquila, venimos en son de paz. -responden ambas al ver mi expresión, risas-
– Bien, me alegro. -acompaño las risas-
– Una de las dudas es ¿qué podemos hacer cuándo esto nos vuelva a suceder?
– ¿Dais por hecho que os va a volver ha suceder?
– Mmm… -ambas se miran antes de responder- creemos que si ¿es mala señal?
– Ni buena ni mala, solo era una pregunta. Bien, os preocupa saber que hacer si se vuelve a repetir ¿si?
– Sí, no podemos venir a verte cada vez que nos enfademos ¿No?
– No, no sería lo recomendable. -risas-
– ¿Entonces?
– De acuerdo ¿qué os llevo a esa situación?
– ¿Te refieres a que es importante recordar cómo llegamos a ese punto?
– Sí.
– Creo… -respira, se crea un silencio y continúa- que todo empezó antes del verano, cuando no se dio cuenta de que sus palabras me molestaban -responde I-.
– Muy bien, cierra los ojos e imagina esa situación ¿cómo te sientes?
– Mal.
– Vete a un momento anterior, quiero decir anterior al momento en que le cuentas que te vas de vacaciones con tu marido. ¿Cómo esta tu sensación con ella?
– Mmm… bien, aquí estoy tranquila, bien.
– Perfecto, entonces queda claro el momento. ¿Sí?
– ¡Genial!
– Bien, volvamos al momento en que te sientes mal ¿qué te hubiera hecho falta en ese momento para no sentirte mal?
– Mmm… primero, no me gusto lo que me dijo, ni como me lo dijo.
– Perfecto, eso ya lo tenemos claro las dos -busco la complicidad de D-
– Vale, vale -risas de ambas-
– Entonces ¿qué podrías hacer para no sentirte así?
– Quizás, que ella hubiera respondido de otra manera.
– Ja ja ja, erre que erre. Bien eso depende de ella y es su responsabilidad ¿Estas de acuerdo?
– Vale, vale, ya lo pillo -vuelven las risas- se trata de mi ¿no? Algo de lo que yo sea responsable, lo de ella no lo puedo cambiar.
– Muy bien.
– Entonces… si veo que no se da cuenta de que me esta haciendo daño o hace algo que me molesta… será mejor que se lo diga al momento, para poder aclararlo y para que no se haga más grande de lo que es en realidad.
– ¿Cómo te sientes?
– ¡Genial!
– Y a ti qué te parece -le pregunto a D-
– Idem ¡Genial!

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

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By | 2017-03-02T12:09:30+00:00 diciembre 11, 2013|Blog, En la consulta|0 Comments

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