¡Los hijos son egoístas! ¿Son conscientes de ello?

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– ¿Qué he hecho mal?
– ¿A qué te refieres?
– Si supieras lo que piensan de mi mis hijos.
– … -silencio-
– Según ellos, soy un desastre como madre, todo lo he hecho mal, soy una egoísta.
– ¿Y tú qué opinas?
– ¿Yo? ¿Qué más da lo que yo opine? Los tengo a todos en mi contra.
– Es importante saber que opinas.
– La verdad, no se que he hecho para que estén así conmigo. ¿Tan mala madre soy?
– A esa pregunta no te puedo responder, pero tú aún no me has contestado a mi pregunta, ¿tú qué opinas sobre lo que piensan tus hijos?
– Mmm… no estoy de acuerdo con ellos, desde que murió mi marido, me he tenido que ocupar de todo, solo he estado por ellos y para ellos. Jamas he metido a otro hombre en casa, no he salido por las noches, solo me he dedicado a trabajar para que no les faltase nada ¡Siempre han sido mi prioridad!
¿Por qué creés qué piensan que eres un desastre cómo madre?
– Me acusan de no preocuparme por ellos, que cuándo necesitan un canguro o algún favor de otro tipo, pongo excusas.
– ¿Y es así?
– Montse, yo trabajo, yo no puedo estar a todas horas a su disposición, pero yo me ocupo de buscar y pagar el canguro, nunca los he dejado tirados.
– Entiendo.
– Cuando necesitan que haga una gestión, mando a alguna de mis amigas o lo hago yo en mi hora de descanso ¡¿qué más quieren?!
-… -silencio-
– Cuando quieren algo o necesitan dinero, se lo doy. ¡No pueden quejarse!
– Perfecto, ahora dime ¿por qué crees que ellos piensan qué todo lo haces mal?
– Mmm… la verdad, no lo sé.
– Estaría bien que se lo preguntaras ¿no?
– Montse, es imposible hablar con ellos.
– ¿Es imposible hablar con ellos?
– Sí.
– Bien que habláis para poder solucionar sus peticiones ¿no?
– Sí, para eso sí que se puede hablar, cuando es para sus cosas… ¡Pero para nada más!
– Tranquila, ya llegaremos a ese punto, sigamos.
– Y para terminar ¿por qué creés que piensan que eres egoísta?
– Dicen qué solo pienso en mí, que soy muy materialista, que siempre estoy preocupada de mi imagen, que gasto mucho en cremas, en tratamientos de belleza y que me compro muchas cosas.
– ¿Y tú qué opinas?
– Ya tengo una edad, y si no me cuido yo ¿quien lo hará? ¿qué me gusta estar bien? Sí ¿qué problema hay? ¿Qué soy materialista y me compro muchas cosas? Puede, pero bien que trabajo.
– Muy bien, vamos ha ver si lo he entendido todo bien, dices que tus hijos te acusan de ser un desastre como madre, que todo lo haces mal y que eres una egoísta. ¿voy bien?
– Sí.
– Sigamos, me dices que cuando te piden algo, tú estas ahí, pagando al canguro, haciendo sus recados…
– Sí.
– Y aún así cuándo intentas hablar con ellos, salvo en temas referentes a ellos, no se puede.
– ¡Exacto!
– Perfecto, ¿de quién es la responsabilidad?
– ¿Quieres decir qué la culpa es mía?
– ¿Perdón? Yo solo he preguntado ¿de quién es la responsabilidad? No he dicho nada de culpa y mucho menos que sea tuya. ¿Por qué has interpretado tal cosa?
– ¡Ostras! Perdona, es la costumbre ¡que mal estoy!
– Esta bien que tomes consciencia. Vuelvo a plantearte la pregunta ¿de quién es la responsabilidad?
– Me gustaría pensar que de ellos, pero… creo que me vas a decir que yo también tengo la mía ¿no?
– ¡Exacto!
– Me dices que no puedes hablar con ellos.
– Sí, es imposible, que si me rallas, que si no me hagas esto, que si ahora no tengo tiempo, que ya estoy harto de tus tonterías…
– ¿Qué ocurre cuándo ellos quieren pedirte algo?
– No te entiendo.
– ¿Cuál es tú reacción, cuándo uno de tus hijos te llama para pedirte algo?
– Pues… lo escucho, tomo nota, e intento arreglarlo antes de que se enfaden.
– ¿Antes de que se enfaden? ¿Te estas escuchando?
– Sí, es terrible ¿no?
– ¿Qué ocurre si se enfadan?
– Mmm…
– ¿Qué es lo peor que podría pasar? ya no te dejan hablar ¿no?
– Es cierto, pues la verdad no se… ¿peor?
– Quiero que lo pienses y continuamos la próxima semana.

Continuará…

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2017-03-02T12:09:29+00:00 enero 9, 2014|Blog, En la consulta|0 Comments

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