¿Por qué las cosas tienen qué ser solo de una manera?

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– Montse estuvimos casados 13 años, los últimos fueron un infierno, no nos hablábamos, no dormíamos en la misma habitación, todo eran reproches, malas caras, ya no me tocaba, nos insultábamos, ¡terrible! Tome la decisión de romper.
– … -silencio-
– Pero ahora es insufrible, me he dado cuenta de cuanto lo quiero.
– … -silencio-
– No puedo más, desde entonces me matan los celos, no puedo comer, no duermo, quiero volver pero el ya no quiere. Me dice que esta muy bien como esta, le he suplicado, le he dicho que cambiare…
– Continua por favor.
– Ahora estamos como amigos, yo se que se ve con más mujeres, le he dicho que no me importa siempre y cuando a mi me de algo, algo, lo que sea.
– ¿No te importa?
– Le he dicho que no.
– Se lo que le has dicho, te pregunto ¿si a ti no te importa?
– ¡Claro que me importa!
– Entonces ¿no entiendo?
– ¿Qué quieres qué le diga?
– Yo no quiero que le digas o le dejes de decir nada, solo quiero tener claro lo que sientes y saber cuál es tu objetivo al mentirle.
– Montse, no puedo decirle que me molesta que se vea con más mujeres.
– ¿Por?
– Porque se va ha creer… -mira hacia el suelo-
– ¿Se va a creer…?
– Pues que estoy loca por sus huesos ¡y no me da la gana!
– ¿Te estas escuchando?
– ¿…?
– Dices que quieres volver con él, incluso que le has suplicado, le has dicho que cambiaras. ¿Y ahora tienes que mentirle para que no se de cuenta de que estas loca por sus huesos?
– La verdad, no tiene mucho sentido ¿no?
– Dime ¿cómo estáis ahora?
– Estamos bien , pero es un no vivir, me mata por dentro no saber ¿dónde esta, con quién esta, qué hace…?
– ¿Cuántas veces os veis durante la semana?
– Unas tres o cuatro, depende, a veces incluso cinco.
– ¿Cuántas veces tenéis sexo?
– Mínimo una vez a la semana.
– ¿Y cómo lo definirías?
– Muy bueno, ahora es más divertido, hacemos cosas nuevas. Nunca pensé que con mi edad…
pero, quiero más, quiero que vuelva a casa, quiero que todo vuelva a ser como antes.
– ¿Cómo antes?
– Sí.
– Dime ¿cómo era antes?
– ¿Qué quieres decir?
– Si no me equivoco, al inicio de la sesión me comentabas que los últimos años fueron un infierno, no os hablabais, no dormíais en la misma habitación, todo eran reproches, malas caras ya no te tocaba, incluso os insultabais, en resumen que la relación era terrible.
– Sí, es cierto.
– Entonces mi pregunta es, ¿por qué quieres qué todo vuelva a ser cómo antes?
– Porque es lo normal. ¿no?
– ¿Lo normal?
– Montse ya tenemos una edad, y no esta bien que este “enrollada” con mi ex ¿qué dirá la gente? ¿que dirán nuestros hijos?
– Entiendo, si tuvieras que valorar del 1 al 10 (1 mínimo, 10 máximo), cómo era tú relación en los últimos 3 años de casada ¿qué puntuación darías?
– Esta claro un 0, fue un año terrible ya te lo he contado.
– ¿Y si tuvieras que puntuar los últimos 6 años de casada?
– Un 4 fue también muy malo no tanto pero malos a fin de cuentas.
– Bien ¿y al principio?
– Un 6 o un 7.
– Vale y si tuvieras que dar una puntuación de cómo esta hoy vuestra relación qué número pondrías.
– Un 8 -aún no he terminado la pregunta y ya a contestado-
– ¿Entonces?
– ¡Dios, estoy mejor que nunca!
– ¿Entonces, para qué quieres volver a tener lo de antes?
– ¿…?
– A lo mejor y digo a lo mejor, vuestra relación funciona mejor así, cada uno viviendo en su casa y no viviendo juntos cómo se supone que debería ser. ¿No crees?
– Tengo que pensarlo.
– Lo importante es saber donde estás, para luego saber a donde quieres ir y que es lo que necesitas para llegar.

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2017-03-02T12:09:27+00:00 febrero 10, 2014|Blog, En la consulta|0 Comments

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