¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– No voy a seguir.
– ¿No vas a seguir?
– No.
– ¿A qué te refieres?
– A la dieta.
– ¿No me dijiste que estabas muy contenta, y que te gustaba mucho la endocrina?
– Sí, no tiene nada que ver con la dieta ni con ella, al contrario, es un amor.
– ¿Entonces?
– No puedo seguir adelgazando.
– Perdona, pero no lo entiendo, tu objetivo era adelgazar y hemos trabajado hasta ahora para lograr ese propósito.
– Sí.
– ¿Entonces?
– No puedo seguir adelgazando…
– … -silencio-
– ¡Tú no lo entiendes! acabaré rompiendo mi matrimonio.
– … -silencio-
– Es fácil ser fiel cuando no te sientes atractiva. ¡Ahora lo sé!
– Bien, lo entiendo, entonces tendremos que replantear el objetivo, ¿no crees?
– Yo solo se que nunca pensé que esto me fuera a ocurrir, yo solo quería ser como las demás, sentirme más guapa, más joven, ser feliz.
– … -silencio-
– Pero…
– ¿Pero…?
– Todo es diferente, ahora los compañeros del despacho no me ven de la misma manera, tú ya me entiendes.
– No.
– Pues… ya no soy invisible, me miran de otra manera, me dicen cosas, cosas que antes nunca me habían dicho, me da un poco de vergüenza…
– … -le dejo su espacio para que pueda terminar-
– A mi siempre me ha gustado uno de mis compañeros, llevo trabajando con él desde el principio, somos muy buenos amigos, es un guaperas, y ha conquistado a todas las mujeres del despacho…a todas, menos a mi, claro. Pero ahora…
– … -silencio-
– Se me ha insinuado, bueno… me beso. ¡sí ya lo he dicho, me beso! y ¡¡¡qué beso, que pasión!!! Dios, hacia tanto tiempo que lo deseaba que casi me muero.
– … -silencio-
– Perdona, he perdido los papeles -dice recolocandose de nuevo en el sofá-
– Jajaja, tranquila, es comprensible.
– Si, si, comprensible, yo quiero a mi marido… ¿o no? ya no lo se. Me he planteado tantas cosas.
– ¿Cómo qué?
– ¿Qué pasaría, si lo dejará? ¿y los niños? Los amigos, la familia… ¿que dirían? ¡Dios que lío!
– Repasemos lo dicho hasta ahora, has comentado que para ti estar delgada es conseguir la felicidad, y ser como las demás. ¿Si?
– Exacto.
– También has dicho que no quieres seguir adelgazando porque ahora no le puedes ser fiel a tu marido porque los hombres te miran y hablan diferente ¿voy bien?
– Sí.
– Perfecto, además comentas que un compañero con el que llevas desde el principio en la empresa y que siempre te ha gustado por fin se ha lanzado y te ha besado.
– Con pasión, ¡que beso…!
– Bien, esto te ha hecho replantearte si quieres o no a tú marido ¿verdad?
– Sí.
– Bien, a ti ¿qué te parece todo esto?
– ¿A qué te refieres?
– Si todo esto te lo contara tu mejor amiga, ¿que opinarías?
– Jajaja, que menudo cacao mental tiene, qué forma de liar y mezclar las cosas… -abre los ojos como platos y se lleva la mano a la boca- ups lo que acabo de decir, menudo cacao tengo ¿no?
– Sí, si te parece lo dejamos aquí y en la próxima sesión iremos por pasos.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.