¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Montse, ahora que no nos oye, ¿puedes ponerle alguna aguja más para que deje de fumar? ‒me dice entre susurros y sin quitar el ojo de la puerta-.
– ¿Perdón?
– Sí, ya que le haces acupuntura para su lumbalgia, no creo que se entere si le pones unas cuantas agujas más para que deje de fumar.
– Pero él no me ha dicho nada de querer dejar de fumar.
– ¡Ya! ¡Ni te lo dirá! ‒exclama ella airada‒ si esperas a que te lo diga lo llevas claro.
– Entonces, ¿quién es el que quiere el tratamiento para dejar de fumar?
– Yo, está claro.
– Perfecto, pues mientras le pongo las agujas a él para su espalda, puedes pasar a la otra sala y te pongo a ti las de dejar de fumar.
– ¡¿Cómo dices?! ‒exclama perpleja‒ No me has entendido, yo no fumo, es para él.
– Sí que te he entendido. Pero, para empezar, yo no puedo hacer lo que tú me pides sin su consentimiento; en segundo lugar, para poder dejar de fumar, él tiene que querer dejarlo; y, por último, no creo que sea correcto hacer un tratamiento a escondidas del propio paciente.
– Pero es por su bien.
– ¿Por el suyo o por el tuyo?
– No te entiendo.
– Es fácil, ¿tú verías con buenos ojos que él me pidiera que te hiciera lo mismo para… yo que sé… por ejemplo, que dejaras de tomar café?
– ¡Qué tontería!, ¡qué ni se le ocurra!
– Pero si es por tu bien.
– ¡De eso nada!
– ¿Lo ves?
– Pero no es lo mismo, el fumar es malo y tomar café no.
– Bueno… Como siempre esto depende de cómo y quién lo mire.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles
 
			
					 
												

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