¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– En la sesión anterior me comentabas, que la forma de enseñarle a tu hijo que le queréis es dándole todo lo que pide ¿sí?
– Sí.
– ¿Y os funciona?
– ¿Qué si nos funciona?, ¿qué quieres decir?
– ¿Cómo sabes cuándo algo funciona?
– Mmm, cuando hay resultados
– ¿Solo si hay resultados?
– Para saber si algo funciona o no, se mira el resultado ¿no?
– Sí, ¿pero vale cualquier resultado?
– ¡Ya! Lo entiendo, no vale cualquier resultado, tiene que ser el resultado deseado.
– Exacto, entonces, cómo sabes que vuestro hijo es consciente que le queréis. O lo que es lo mismo ¿cómo sabes que el resultado es el que buscabais?
– ¿Qué tipo de pregunta es esta? Pues claro que sabe que le queremos.
– Lo plantearé de otra forma. Imagina por un momento una situación en la que no le podáis dar lo que pide. ¿Qué mensaje crees que recibirá?
– Montse, si es algo que no se puede no se puede.
– Y ¿cómo sabe él cuándo sí se puede y cuándo no se puede?
– Porque es evidente, no somos millonarios.
– Cuando dices que es evidente ¿para quién?
– Pues para todos.
– ¿Para todos?
– ¿Quiénes son todos?
– Montse no empieces, me lías.
– De acuerdo, esa no es mi intención, lo replantearé. Quiero tener claro que tu hijo también lo tiene claro o al menos tan claro como lo tienes tú.
– … -Silencio-.
– Ahora quiero que imagines una situación que no sea económica en la que no le podáis dar lo que os pide, no sé por una cuestión de salud o de peligro…
– Si sé que algo le va a hacer daño por mucho que insista no voy a ceder.
– Perfecto, entonces aquí ¿qué mensaje le estás mandando?
– Que le quiero, evidentemente.
– … -Silencio-.
– No sé a dónde quieres ir a parar.
– Qué curioso, vamos a hacer un repaso. Cuando le das todo lo que pide es para demostrarle que le quieres y cuando decides no dárselo también es para demostrarle que le quieres, ¿cómo sabe el distinguir?
– ¿…?
– Te pondré un ejemplo, imagina que a un niño de tres años se le castiga por decir una palabrota, pero en otra situación distinta dice la misma palabra y se le ríe la gracia. ¿Qué crees que está aprendiendo el niño?
– ¿Lo estoy confundiendo? -abre los ojos y me mira fijamente- Estoy dándole mensajes contradictorios, mi intención es buena pero…
– ¿Pero…?
– Creo que ya lo tengo, si no le doy lo que quiere porque yo creo que es peligroso para él, es fácil que entienda que no le quiero, cuando es justo todo lo contrario. ¡Dios! Qué desastre.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.