¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
Retomemos la sesión anterior.
– Muy bien, el siguiente paso es saber que creencias tienes sobre el sobrepeso.
– ¿Qué?, ¿qué creencias tengo del sobrepeso?
– Sí, exacto.
– Perdona, pero no te entiendo, sólo puedo decir que el sobrepeso es una putada.
– Defíneme “putada”, sólo para que yo pueda entenderlo mejor. Es decir, utiliza otras palabras para explicarme lo mismo.
– … Cómo te lo diría… es algo desagradable, un fastidio, una injusticia.
– Del uno al diez, entendiendo el uno como menos y el diez como más, enumérame lo desagradable, el fastidio y por último lo injusto que es para ti. Tómate tu tiempo, cierra los ojos y piénsalo.
– De desagradable un 5 -respira hondo y vuelve a cerrar los ojos. Después de unos segundos continua hablando- de fastidio un 8 -al decirlo sus facciones se endurecen. Finalmente añade- y de injusto un 9.
– Perfecto, ¿qué te ha parecido, quieres comentar algo?
– Nunca me lo había planteado así, ni me había parado a pensar… Y mucho menos a darle un valor numérico.
– ¿Qué te parecen tus puntuaciones?
– Un 5 es un aprobado justo, es un sí pero no. El 8 y el 9 ya son puntuaciones más serias… ¿esto quiere decir algo?
– Muy buena apreciación. Si te parece volvamos entonces a replantearnos la pregunta ¿para ti “desagradable” es una buena definición de “putada”?
– No.
– ¿He de entender que “fastidio” e “injusto” sí que definen mejor la palabra?
– Sí.
– ¿Te gustaría añadir algo?
– No, así está bien.
– Perfecto, pues ahora que ya lo tenemos bien definido el siguiente paso es conectar con las emociones. Vuelve a cerrar los ojos, respira hondo, con calma, y piensa en el concepto de “fastidio”. -sin pensárselo cierra los ojos de nuevo y se queda unos segundos en silencio hasta que, muy tranquilamente, los vuelve a abrir.-
– ¿En qué has pensado?, ¿qué imagen, recuerdo, situación, sensación o sentimiento te ha venido a la mente? Te recuerdo que le has puesto un 8 a este concepto.
– He tenido un recuerdo de mi infancia… ¡qué increíble! es algo que ya había olvidado por completo. No sé… yo tendría 6 o 8 años más o menos, por aquella época hacía patinaje artístico, ya sabes, con patines de 4 ruedas. Bueno lo que pasó es que llegó el final de la temporada y se anunció la representación ¡con público! -su cara empieza a palidecer- y por si eso fuera poco…
– baja la cabeza, con ojos llorosos y con tono de desesperación continúa explicando -Tenías que verlo, ¡Dios, qué uniforme más ridículo! ¡Nada menos que un tutú rosa! ¿Te lo puedes imaginar? Yo con tutú rosa sobre patines y delante de toda esa multitud. Cuando me vieron se echaron a reír. ¡Y no había para menos! ese fue mi último día de patinaje. No recuerdo haber sentido tanta vergüenza ni tanto bochorno en mi vida.
 – ¿Por qué se rían?
– ¿Por qué?
– Imagínate a un hipopótamo vestido con tutú rosa sobre patines. -de repente nos miramos y no podemos evitar soltar una carcajada.-
– Sí, realmente es gracioso -afirmo entre risas.-
– Ahora que lo pienso, sí -dice ella sin parar de reír.-
Después de un buen rato de risas compartidas le pregunto:
– ¿Qué tal te sientes ahora?
– Mejor, ¿por qué algo tan absurdo me ha hecho tanto daño?
– Porque hasta ahora no te habías dado cuenta de lo absurdo que es.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
												




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