¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Montse, no reconozco a mi hija.
– … -Silencio-.
– No es la niña que recuerdo, se ha convertido en una extraña, en alguien con quien no puedo hablar, créeme que lo intento.
– … -Silencio-.
– Pero es como si fuera su enemigo, no quiere hablar conmigo, y si ínsito me dice que la agobio.
– … -Silencio-.
– De verdad lo he intentado todo, pero no…
– ¿Pero no…?
– Cómo decirlo, no me respeta, me insulta, me hace quedar mal, me echa la culpa de todas sus desgracias.
– ¿Cuántos años tiene tu hija?
– 36 años.
– Y ¿vive contigo?
– No, vive en un piso en el centro, está separada y tiene dos niños, de 3 años y de 16 meses.
– Vale y ¿cuál es el problema?
– Ya te lo he explicado.
– Sí, me has explicado que no reconoces a tu hija, de que se ha convertido en una extraña, que no puedes hablar con ella, que te acusa de agobiarla si lo intentas, que no te respeta y que te culpa de todas sus desgracias… Además estamos hablando de una mujer de 36 años que es madre de dos niños.
– Sí, exacto.
– Bien ¿cuál es el problema?
– No te entiendo.
– Te lo preguntaré de otra forma ¿Qué es lo que quieres?
– ¡Qué es lo que quiero!
– Exacto ¿qué es lo que quieres?
– Montse, no te entiendo, está claro ¿no? Ya te lo he dicho.
– No solo me has puesto en antecedentes de la relación que crees tener con tu hija. Pero no me has dicho cuál es el problema ni qué es lo que quieres.
– ¿Ah no?
– No. Tranquila, tómate tu tiempo, cierra los ojos y dime ¿cuál es el problema o que es lo qué quieres?
– -Toma aire y al cabo de un rato- Vale el problema es que mi hija no me respeta y no me escucha.
– Bien esto está mucho mejor. Dime ¿cómo sabes que tu hija no te respeta y no te escucha?
– En primer lugar no me respeta porque… primero siempre tiene que ser ella, no le importan mis necesidades, ni mi trabajo, mis amistades, ni…
– ¿Puedes concretar un poco más?
– ¿Qué concrete un poco más? Si claro… -se toma su tiempo- sin ir más lejos el lunes pasado yo tenía una reunión muy importante, ella lo sabía, pero aun así no paro de llamarme, y al ver que no le cogía el teléfono empezó a mandarme mensajes.
– Y ¿qué paso?
– Tu qué crees, primero me puse muy nerviosa. Y en cuanto pude di una excusa para salir de la sala y llamarla.
– Si te pregunto si es la primera vez que se comporta así, ¿qué me respondes?
– ¡Siempre hace lo mismo!, parece que lo hace a posta.
– Puedo preguntar qué era tan urgente
– No era nada urgente, que quería que pasase por el super de camino a casa para comprar leche para los niños.
– Bien, el problema si no recuerdo mal es que tu hija no te respeta, ¿es cierto?
– Sí
– Bien, voy a hacer un resumen, si te parece, por favor corrígeme si me equivoco.
– Me dices que tu hija no te respeta. Y que siempre hace lo mismo. Y que te llama al móvil con insistencia sabiendo que estás en una reunión importante y si ve que no la atiendes empieza a mandarte mensajes. ¿Voy bien de momento?
– Sí, te das cuenta de lo que tengo que…- Sss la interrumpo- Si pero es que…- Sss, la vuelvo a interrumpir-
– Perdona, déjame continuar, no te pierdas… sigo, entonces ¿tú qué haces?
– Ya te lo he dicho me pongo nerviosa y en cuanto puedo pongo una excusa y salgo de la sala para poder llamarla.
– Y entonces la pregunta es ¿quién no respeta a quién?
– ¿..?
– De acuerdo, lo expondré de otra manera. Dices que siempre hace lo mismo.
– Sí.
– Por lo que entiendo que nunca ha llamado por una urgencia de verdad, que se yo, un incendio, un accidente, la tercera guerra mundial
– No por Dios.
– Perfecto, entonces si sabes que cada vez que te persigue con el teléfono cuando estás ocupada no es para nada importante, ¿por qué te pones nerviosa y por qué buscas una excusa para poder llamarla?
– ¿?
– Entonces vuelvo a plantearte la pregunta ¿quién está faltando el respeto a quién?
– Se toma su tiempo- Montse quieres decir…¡¿que yo dejo que me trate así?!
– No lo sé, ¿a ti que te parece?
– Soy yo la que se lo permite ¿verdad? Si ya sé que siempre hace lo mismo… ¿por qué sigo actuando yo también de la misma manera?
– Buena pregunta, si te parece retomaremos la próxima visita desde aquí.
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.
 
			
					 
												


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