Estoy perdida

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– Montse, estoy perdida.
– ¿Perdida?
– Sí.
– Explícame.
– Veras, no puedo quejarme de nada tengo una familia…- Se queda en silencio-
– ¿Tienes una familia…?
– Si dos hijos que son un tesoro y un marido que me quiere y me cuida.
– ¡Perfecto! ¿Entonces?
– Verás, tengo 42 años y no se hacia dónde voy, no se a que dedicarme, ya sabes que las cosas están mal para todos, pero es que mi trabajo no me satisface y no sé qué quiero hacer o si estoy a tiempo de reinventarme como dices tú.
– Bien, a ver si lo he entendido. Tienes una familia maravillosa ¿Te llena?
– Sí.
– Perfecto, entonces el problema está en que no sabes a que dedicarte o que hacer en el plano laborar ¿es eso?
– Sí.
– Perfecto.
– Montse, para que lo entiendas se dé todo pero no se dé nada. “aprendiz de todo maestro de nada”
– ¿Y eso es malo?
– ¿…?
– Sí, ¿qué si eso es malo?
– Si ¿No?
– Depende de cómo lo mires, pero continúa…
– Admiro a la gente que disfruta con su trabajo, que tiene las cosas tan claras. He tenido múltiples trabajos y he sabido llevarlos a cabo pero no me siento realizada no siento que ese sea mi lugar.
– Si yo te pregunto, imagínate que no son necesarios estudios y que tu edad no es un problema. ¿Sabes cuál podría ser tu lugar? Aunque te parezca un disparate, piensa.
– Vale -se queda en silencio durante un buen rato y cuando decide hablar la interrumpo-
– No, no me lo digas a mí, no es necesario, ten anótalo en este papel. ¿Sí?
– Sí,
– Ahora quiero que te imagines que ya tienes ese trabajo. ¿Cómo te sientes?- se toma su tiempo antes de responder, en su cara empieza a dibujarse una sonrisa-
– Muy bien la verdad –dice por fin, respira hondo y se le relaja la cara- pero… -la interrumpo antes de que siga-
– No, sin peros, ¿vale? por un momento no quiero peros.
– De acuerdo.
– Ahora quiero que dividas la hoja en dos partes, traza una linea vertical que divida la hoja en dos, dejando en la parte de arriba en forma de título lo que ya has apuntado ¿sí?
– Vale
– Perfecto, en esta primera columna quiero que apuntes lo que tú crees que es necesario para conseguir tu objetivo, (es decir lo que has apuntado como título). Tipo: estudios, master, medir un metro noventa, hablar chino, que se yo.
– Vale.
– Y cuando estés, quiero que escribas en la otra columna. En primer lugar pongas un OK a todo lo que este en la primera columna que ya tengas. Imagínate que sabes chino pues a su lado en la columna derecha pondríamos a la altura del chino un ok. ¿Sí?
– Sí.
– Ahora si miras la primera lista solo quedan cosas que no tienes. ¿Verdad?
– Sí.
– El siguiente paso es fijarte bien de todas las aptitudes, recursos y cosas que tú tienes y sabes hacer, sea lo que sea.
– Vale.
– Ahora quiero que reconozcas cuál de todas ellas podría servir para bloquear, potenciar, restar, ayudar, cambiar, complementar… los espacios vacíos de la segunda lista. Por ejemplo, no mides uno noventa pero puedes ponerte tacones ¿sí? Busca con tranquilidad. Sirve cualquier idea, actitud, solución que se te ocurra. Adelante.
– De acuerdo.

Al cabo de un rato…

-¿Qué tal?
– ¡Sorprendente!
– ¿Por?
– Nunca me imaginé que sabía hacer tantas cosas, aunque…
– Espera, todavía no quiero peros ni aunques.
– Por hoy es suficiente, quiero que te lleves la lista y le eches un vistazo durante esta semana.

Continuará…

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

By | 2014-03-26T12:24:31+00:00 agosto 9, 2013|Blog, En la consulta|0 Comments

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