Familia política II

¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?

– En la sesión anterior te pedí que reflexionaras sobre unos temas.
– Sí.
– ¿Y qué tal?
– No lo sé.
– Para empezar, recordemos las preguntas que quedaron en el aire en la sesión anterior ¿te parece?
– Sí.
– ¿Por qué la relación con ellos se a convertido en algo imposible? ¿Exactamente cómo te hacen sentir? ¿Cuáles son los motivos por los que te acabas enfadando?
– ¿Por qué la relación con ellos se a convertido en algo imposible? Mmm… mi mal estar empieza cuando se que hemos quedado o cuando se acerca el día.
– Bien, ¿qué hay de diferente y qué notas?
– ¿Qué hay de diferente? … me cambia el humor, estoy más irritable. ¡Sí, eso es, más irritable!
– Explícamelo un poco más, por favor.
– De acuerdo, por ejemplo, chillo más…
– ¿Chillas más?
– Sí.
– Y ¿qué pasa cuándo chillas más?
– Me hacen más caso, es cómo… es cómo si antes no me prestasen atención o lo que yo digo no es importante. Y al chillar todos me escuchan.
– ¿Esto sucede los días que no está previsto ir a ver a tu familia política?
– No, yo no suelo chillar, no es necesario, todos me escuchan.
– Entonces ¿qué diferencia una situación de la otra?
– Ostras, me he perdido.
– Repasemos, me dices que antes de ir a ver a tu familia política empiezas a irritarte, cuando te he preguntado que hacías exactamente cuándo estas irritada, me has dicho que chillas. Cuando te he preguntado para que chillas, me has dicho que es porque los demás no te escuchan o no te hacen caso ¿si?
– Sí.
– Y mi pregunta es ¿cuándo no esta previsto ir a ver a la familia, en casa te escuchan? y tu respuesta a sido que sí, que no tienes por que chillar.
– ¡Es verdad! Que raro, no tiene sentido, ¿por qué chillo? Si siempre me escuchan.
– Bien, ahora te pregunto ¿cuándo tus hijos y tu marido dejan de escucharte?
– ¿…?
– Cuando estas en casa de tu suegros o cuñados ¿tus hijos y tu marido te escuchan?
– ¡No! Ahora que lo dices no, siempre me siento apartada, prefieren estar con los demás y es más interesante lo que dicen los otros… -rompe a llorar- entonces no me queda otra que chillar, y ahí empiezan los problemas. Al final me quedo en un segundo plano ¡y no me gusta!
– Entiendo, ¿por qué crees que pasa esto?
– La culpa es de mis cuñadas y de mis suegros, nunca les llevan la contraría, entonces la mala soy yo.
– Que interesante, ¿la culpa es de tus suegros y de tus cuñadas?
– ¡Sí, claro!
– Yo no lo veo tan claro.
– ¿No?
– … -Silencio-
– ¿Quieres decir, que la culpa es mía?
– No, no, no quiero decir eso, en todo caso no se trata de culpa sino de responsabilidad.
– ¿…?
– No nos apartemos del tema, si lo he entendido bien, en casa de tu familia política te sientes en un segundo plano, y por eso te irritas y empiezas a chillar y esto te hace sentir mal. ¿es así?
– Sí.
– Perfecto, además has dicho que ahí, justo ahí, cuando estas ya en su casa y tú empiezas a chillar, empiezan los problemas.
– Exacto.
– ¿Estas segura que empiezan ahí los problema?
– Sí, todo se estropea cuando levanto la voz.
– A mi me parece que empiezan cuando empiezas a levantar la voz en tu casa días antes de ir a la suya.
– Si… tienes razón.
– Y que ya ahí empiezas a sentirte mal , y esto con el paso de los días va creciendo. ¿Cómo estas tú de ánimos, el día que por fin toca ir a su casa?
– ¡Fatal! ¿Cómo iba a estar? ¡ahora lo entiendo!

Continuará…

Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.

Entradas relacionadas:

By | 2017-03-02T12:09:34+00:00 octubre 29, 2013|Blog, En la consulta|0 Comments

About the Author:

Importante: Por cuestiones legales y éticas no puedo en ningún caso dar respuesta vía e-mail a personas que no sean pacientes sobre: recetas, posologías, hacer valoraciones y mucho menos dar diagnostico alguno. Para cualquier otra duda o comentario, estaré encantada de poder ayudarte.
X