¿Qué puede hacer por ti el coaching terapéutico?
– Montse, no lo entiendo, yo le he presentado a todo el mundo y él … no se que pasa, no quiere presentarme a su familia. Mis padres lo adoran, lo quieren como a un hijo y sin embargo él es incapaz. La semana que viene es el aniversario de bodas de sus padres, celebran 50 años de casados, hacen una gran fiesta, pues no estoy invitada ¿te lo puedes creer?
– ¿Por qué crees que no estas invitada?
– No lo se.
– Bien, aparta esta primera respuesta, cierra los ojos, y vuelve a preguntártelo.
– Ya le he dado muchas vueltas y de verdad no lo se, ¿no se qué estoy haciendo mal?
– ¿Por qué crees que estas haciendo algo mal?
– ¿…? ¿Yo haciendo algo mal?
– La respuesta a la pregunta de por qué crees que no estas invitada, han sido, dos no lo se y un ¿no se qué estoy haciendo mal?
– Es verdad.
– Eso quiere decir que crees que no estas invitada porque has hecho algo mal.
-… -silencio-.
– Bien ¿qué crees qué has hecho mal?
– No lo se, de verdad que no lo se, pero siempre es culpa mía, siempre lo estropeo todo.
– Cuándo dices que lo estropeas todo ¿a qué te refieres?
– A mis relaciones.
– ¿No es la primera vez qué te pasa?
– No.
– Vale, vamos por pasos. ¿Lo has hablado con él?
– No te entiendo.
– ¿Que si has hablado con él sobre la fiesta? ¿le has preguntado por qué no estas invitada?
– Sí.
– ¿Y…?
– Me dijo que es demasiado pronto. Demasiado pronto ¿te lo puedes creer?
– ¿Cuánto tiempo lleváis juntos?
– Tres meses, dos semanas y cinco días.
– Ya veo.
– Montse ya somos mayorcitos, no estamos para pelar la pava.
– Jajaja, ya te entiendo, pero…
– ¿Pero…?
– ¿Cómo es posible que tus padres ya lo quieran cómo a un hijo en tres meses, dos semanas y cinco días?
– ¿…?
– Quiero decir, no ha habido demasiado tiempo ¿no?
– El suficiente, yo no necesito mucho tiempo para saber si alguien me gusta, o si es buena persona, o si es divertido o si es inteligente, o si… y mis padres son como yo.
– Esta bien, entonces ¿cuánto tardaste en presentarle a tu familia?
– Dejame que piense… yo como con mi familia todos los domingos, pues el primer domingo que salíamos.
– ¿Hacia menos de una semana qué salíais?
– Sí, ¿qué problema hay?
– De momento ninguno, ¿y a él qué le pareció?
– ¿A él? Bien, claro.
– Bien ¿cómo sabes qué bien?
– ¿De qué otra manera podría ser, el hecho de que yo le presente a mi familia es porque estoy bien con él, es porque voy en serio.
– Antes de llevar una semana ¿ya sabias qué ibas en serio?
– Ya te lo he dicho, a mi no me hace falta mucho tiempo para darme cuenta de estas cosas.
– Pero también me has dicho que…siempre es culpa tuya, que siempre lo estropeas todo refiriéndote a las relaciones. ¿no?
– … – silencio- ¿quieres decir…?
– … -silencio-
– ¿Quieres decir qué la culpa es mía?
– No, no quiero decir eso, solo que hay algo que esta fallando ¿estas de acuerdo?
– Sí, es evidente, ¿pero el qué?
– Vamos por pasos, en primer lugar, estas dando por hecho muchas cosas; que él siente lo mismo que tú, qué él es tan rápido como tú, que a él le parece “bien” que le presentes a tú familia y a tus amigos tan pronto, que él le de el mismo valor a la familia que tú… por nombrar solo algunos.
Continuará…
Dando un enfoque diferente haces las cosas difíciles más fáciles.